jueves, 26 de enero de 2017

Flores tempranas

Reflexiono sobre algunos temas relacionados con el inicio de la primavera y falsas creencias populares. Ya la mitología intentó explicar estos ciclos hablándonos de Démeter y su hija Perséfone. La explicación de los cambios estacionales siempre han sido un reto.
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Los camelios ya están en flor en mi calle santiaguesa. Camelias rojas y blancas le dan alegría a mi calle. Aún son pocas las flores que luce cada árbol, pero ya están ahí, preludiando la explosión de flores que habrá más o menos pasado mes y medio.






LUJO EN LAS CALLES DE GALICIA

También, viniendo de Lugo a Santiago hay muchas mimosas arracimadas en el monte con sus flores amarillas llenando el paisaje de color (El ser una especie invasora no le resta belleza a este árbol con hermoso aspecto cuando está florido).

INVASORA PERO BONITA Y 
CON FLORES  OLOROSAS
Si miramos atentamente los árboles frutales, manzanos, perales y ciruelos entre otros, nos encontramos con similar sorpresa, ya lucen sus flores.

En bordes de caminos, sabiendo verlas, encontramos prímulas también abriendo sus capullos.

¿Se han adelantado en su floración estas plantas, con el frío que hace? Puede que sí, no discuto que sean indicios de primavera. Pero antes quiero hacer una indicación, que a nadie le han dicho en sus estudios y que, por tanto, a nadie le tenemos que pedir que sepa y que utilice dicho conocimiento para enjuiciar nada.

DESAPERCIBIDAS POR HUMILDES

Al contrario de lo que ocurre a animales, los vegetales no necesitan tanto del calor. En animales es preciso incubar para que los embriones se desarrollen en el interior de los huevos. En vegetales es la luz el factor que determina el pase de una fase a otra dentro de su desarrollo biológico. No sé de qué modo, pero los vegetales son capaces de captar las fases diarias de luz y obscuridad, lo que llamamos fotoperíodo y, según sus duraciones relativas, entran en la vida vegetativa del invierno o bien despiertan tras el letargo y comienza el tiempo de la floración en esta época en que estamos. 

ABIERTAS AL POLEN QUE TRAIGA EL AIRE

No todas las plantas entran ahora en la floración, tampoco es eso, pero la temporada ha comenzado. 

Todo es hermosamente complicado. Ahora abren las flores que, a fin del verano, nos darán frutos cuyo desarrollo, maduración incluida, es largo. En otoño serán una oferta maravillosa y atractiva, pero antes han de pasar por muchas fases, como polinización, formación del fruto (ovario fecundado y maduro), de la semilla (óvulo fecundado y maduro) y la maduración de la pulpa carnosa del fruto, que se realizará en los dias calurosos de agosto. Todo requiere su tiempo.

He dicho polinización, pero ahora no hay insectos. No los hay. Ellos nacen de huevos y para eclosionar necesitan un calor del que aún no se dispone. Por eso la selección natural favoreció las flores amplias, abiertas, con los órganos reproductores desprotegidos. De este modo, es el aire el encargado de transportar el polen, de recogerlo de unas flores y llevarlo a otras, realizándose de este modo la preceptiva polinización.

Y ahora yo me pregunto, ¿tal vez es un poco temprana la floración este año? Y creo que sí, que las flores, incluso las más tempraneras, se han adelantado a su propio calendario. La causa, a mi entender, es esta sequía que estamos padeciendo. Más bien, esta falta de lluvias causada por esta falta de nubes. Ese es la causa, a mi entender. La falta de nubes pues, al estar, forman como una cortina más o menos densa sobre nosotros, que hace que nos llegue más o menos luz, según los casos. Como en este año no existe tal cortina, nos llega toda la luz producida por el sol y con su fotoperíodo no alterado por la presencia de los filtros que podrían representar la presencia de nubes sobre nosotros. En tal caso, estarían actuando como si los días fuesen más largos, con mayor cantidad de luz. Es decir, los correspondientes a épocas más adelantadas en el calendario, pero en temporada normal de lluvias.

Una cosa es clara, el perfecto engranaje de los elementos que entran en juego en esta, digamos, escena, de entrada del buen tiempo. Me dicen que cerca de Lugo ya “se ven” cigüeñas, y tampoco me extraña. Ya lo dice el refrán, “por san Blas, la cigüeña verás”. Si, el ritmo sigue y estamos metidos en él. Ahora será una gloria ir describiendo cómo la Naturaleza despierta, si acaso estuvo dormida alguna vez.

Como biólogo que soy y me siento, es éste uno de los momentos del año en que me gusta echarme al monte a ver que todo sigue como siempre. No hay sorpresas, en grandes líneas: las flores que salen en los frutales y demás árboles polinizados por el viento. Yemas que se “mueven” en ramas, capullos que se abultan para reventar en sus correspondientes flores. Todo así, como siempre. A veces pienso en los encajes maravillosos de la selección natural favoreciendo únicamente a aquellas especies que por sus respectivas necesidades, encajaban sus ciclos en los de otras. Como un gigantesco puzzle, sin programarlo, solamente actuando el azar, hemos llegado a esta situación que vemos hoy. Todos dependemos de todos, por eso hablo de puzzle.

Hace pocos días una persona, alguien con mas buena intención que luces, decía en uno de estos medios de comunicación que tenemos, que si las bacterias son tan malas, lo mejor sería eliminarlas. El hecho de que haya bacterias patógenas, que las hay, no quiere decir que “las bacterias” sean malas. Gracias a ellas entra el nitrógeno atmosférico en el mundo de los seres vivos. Baste con decir eso.

A veces, muchas, me duele el desconocimiento que existe sobre biología en personas bienintencionadas. Ni los árboles florecen antes de tiempo, no hay que destruir las bacterias, ni los animales tienen costumbres asesinas.

Siento profundamente la falta de unos buenos planes de estudio para nuestros estudiantes. Primero, definir lo que creemos que deben saber y, utilizando el plan de estudio como herramienta para lograrlo, ponerlo en práctica por parte de técnicos cualificados.

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viernes, 20 de enero de 2017

Fábulas y falsedades

Comento algunos conceptos erróneos que se tienen al enjuiciar la vida en la naturaleza. En la actualidad, se dispone de muchos conocimientos que indican la falsedad de dichos juicios, pero siguen vigentes.
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Entre nosotros, los humanos, existe una costumbre que viene de antiguo y que consiste en enjuiciar las prácticas animales como dictadas por virtudes o vicios, sin tener en cuenta que tanto virtud como vicio son componentes conceptuales de nuestras conductas y de cada una de sus múltiples culturas. Se nos ha enseñado a admirar a los animales como ejemplos incuestionables dignos de ser imitados o repudiados. Tenemos como ejemplo a las hormigas por laboriosas, odiamos a las serpientes por engañosas, menospreciamos a los zorros por astutos o a los mulos por tercos. Hay insultos que hacen referencia a supuestas conductas animales, como zorrería o burrada. Inspirados en este espíritu, decimos que es un burro alguien que no se caracteriza por agudeza y llamamos cerdo a quien no es muy limpio. Bajo este mismo concepto, los animales carnívoros son asesinos y, por tanto, no está mal recriminar sus conductas o, incluso, condenarlos a morir, y matarlos. 


NO ESTÁN MADURAS

Esto viene de lejos. Ya en la literatura griega existió un género, la fábula, en el que los animales hablaban con humanos y en general eran los animales quienes nos enseñaban cómo comportarnos en la vida cotidiana o ante adversidades. Siempre existía finalidad didáctica y moralizante en estas composiciones, y muchas de ellas retrataron actitudes que aún hoy son muy reconocibles. Sigue siendo muy actual el comportamiento del zorro que desprecia las uvas, inalcanzables para él, con la disculpa de que “no están maduras”. El desencuentro entre las cigarras y las hormigas sigue también de actualidad, por citar dos casos. Las cosas pueden no ser tan simples. A veces, con un gran desconocimiento de la realidad, se toman como humanos algunos comportamientos que no lo son.
SEMPITERNO DESENCUENTRO

Entre los animales que viven libres en la naturaleza, existen diversos instintos encaminados a preservar sus propias vidas, a la vez que a reproducirse, que es preservar la especie de la que cada uno forma parte. Los animales carnívoros, pera preservar sus propias vidas han de cazar, matando a sus presas sin alterar por eso la armonía de la naturaleza, ni mereciendo el calificativo de asesinos.

Me gustaría que esto que comento fuese del dominio público y utilizado como argumento normal en nuestras conversaciones. Pero no es así. Comento esto porque en estos días he visto una hermosa serie de tv sobre parques naturales de América del Norte. Junto a maravillosas vistas, aparecen tomas también espectaculares, sobre animales, sus costumbres y sus formas de vida. No he escuchado la versión original, pero sí la doblada a nuestro idioma, y no he podido hacer más que lamentar los desatinos que se vierten en ellos.

ACTÚA LA SELECCIÓN NATURAL
Según quien habla, los animales carnívoros sor crueles, sus costumbres asesinas, sanguinarias y un sinfín de lindezas por el estilo. Lamento mucho esta forma de enjuiciar unos comportamientos naturales, pues muchos espectadores se creen todo cuanto les dice la tele y también lo lamento por los niños, porque están aprendiendo a enjuiciar el entorno. En esas series, parece como que se quiera mantener unos criterios anticuados. Y si nos ponen a una tierna madre herbívora cuidando de sus pequeños cachorros, es para hacernos más repulsivo aún el crimen del lobo destrozando esa entrañable familia.

Son animales viviendo en la naturaleza, con sus normas y sus leyes, pero se nos quiere hacer ver que las crueldades humanas tienen su raíz, su base, en la misma naturaleza, pues nuestros instintos criminales son compartidos por más animales. Se nos ha dicho que “el pez grande se come al chico” como una justificación natural del comportamiento del fuerte, lo mismo que esa manera simple e ignorante de explicar la teoría de la selección natural como “la supervivencia del más fuerte”.

EL PEZ GRANDE SE COME AL CHICO
En ambos casos, creo que se nos presenta al pez grande y al más fuerte como al prototipo de ser despiadado que triunfa gracias a serlo. Lo malo es que se ponen como ejemplo y justificación, cuando no son ni una cosa ni otra y las frases, como enunciados, son falsas.


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sábado, 14 de enero de 2017

Los conceptos en ciencia

Para muchos, los descubrimientos son hitos fundamentales en el avance científico. Esta idea está muy afianzada. No obstante, para muchos el desarrollo científico está en el afianzamiento de los conceptos, que muchas veces se produce gracias a los descubrimientos.



Este es un debate que viene de lejos. El dilema entre descubrimiento y concepto. El descubrimiento saca a la luz algo que estaba oculto, pero que ya existía, por ejemplo la existencia de células o los procesos hereditarios en seres vivos. El concepto aparece como consecuencia de una actividad del pensamiento, cuando se relacionan muchos datos diversos relacionados y se obtiene una idea general aplicable a casos concretos que pueden explicar las situaciones implicadas. El concepto es un producto mental y se configura gracias a los datos obtenidos en los descubrimientos. Con ellos, se afianza o se desecha. Por ejemplo, el concepto de la fuerza vital (el vitalismo), fue rechazado después de que diversos descubrimientos invalidaran los principios en los que se basaba tal idea. Otro tanto ocurrió con el concepto del flogisto, supuestamente presente en los objetos combustibles.

HAY DESCUBRIMIENTOS QUE AFIANZAN CONCEPTOS

A veces, los conceptos están encerrados en fórmulas y leyes que representan el trabajo de muchos investigadores. Los descubrimientos se basan en conceptos previos y cuando no se dispone de ninguno capaz de explicar lo que se ha descubierto, decimos que tal hecho se ha adelantado a su tiempo. Es lo que ocurrió con los descubrimientos de Mendel, que los interpretó e intentó explicarlos suponiendo unos procesos formadores de gametos (segregación), que no se podían sustentar en ningún concepto existente. No se conocía nada de la fisiología celular ni sus procesos de división. Cuando se conocieron tales procesos, los trabajos de Mendel adquirieron la dimensión merecida. Algo similar ocurrió con Einstein y sus teorías.

En biología no existe ni una sola ley. Dada la diversidad de seres vivos, resulta imposible encerrar en leyes unos principios que sean válidos para todos ellos. Si reparamos en cuatro especies muy diferentes entre sí, como podemos ser nosotros, un laurel, un helecho y un gusano, no hay leyes de ningún tipo que sean aplicables por igual a estas cuatro especies, salvo el hecho que sus miembros “nacen, crecen, se reproducen y mueren”. Pero esas actividades biológicas no son leyes. Son, eso, actividades comunes a todos los seres vivos.

REPARTO DE CROMOSOMAS EN UNA DIVISIÓN
CELULAR. DESCONOCIDO EN TIEMPOS DE MENDEL

Sin embargo, en biología tenemos múltiples conceptos que se han ido modificando, según crecía el fondo de conocimientos obtenidos con los descubrimientos. El saber biológico está encerrado en conceptos. Un sabio biólogo del siglo XX, (Erns Mayr) escribió una amplia y erudita Historia de la biología contemplándola como una historia de sus conceptos fundamentales. 

A lo largo del siglo pasado, hemos asistido a la formulación y constante revisión de conceptos fundamentales en biología: El concepto de herencia biológica nunca está completo, pero siempre sirve como base de estudios nuevos. El concepto de gen se ha dio enriqueciendo, llenándose de complejidad y desprendiéndose de ideas equivocadas que no hacían más que lastrarlo. Los conceptos de cromosoma o de genotipo son constantes temas de estudio y revisión, apareciendo nuevas formulaciones de los mismos, que nunca se dan como definitivas, pues sabemos que nuevos descubrimientos aportarán luces nuevas a esos aspectos del conocimiento.

LA VIDA EN PLENA NATURALEZA.
MUCHO PENDIENTE DE DEFINIR

Por no hablar de conceptos tan complejos como el de selección natural, ecosistema o especie. Digo complejos porque son temas en los que se implican diversas áreas de conocimiento. Por ejemplo, el concepto de especie precisa ser estudiado bajo el aspecto sistemático, morfológico, ecológico, etológico, etc. por ejemplo. Es decir, diferentes áreas de la ciencia han de coincidir en la definición, o consensuar una que satisfaga a todas. Algo similar ocurrió a mediados del siglo pasado cuando diferentes biólogos de diversas especialidades como genetistas, ecólogos, zoólogos y botánicos entre otros, compendiaron una teoría sintetizadora de la evolución. (Se le llamó “sintética” por causas de mala traducción). En estos casos, se tiende a llegar a conceptos que estén conformados por diversos aspectos de la ciencia y que siempre puedan ser revisados.

Un concepto siempre cuestionado, nunca estable, es el de “especie biológica”. Ya Aristóteles definió la especie. Desde entonces, múltiples intentos de definición se han ido sucediendo, añadiendo en cada época los conocimientos aportados por descubrimientos que se iban produciendo. No hay una definición de especie que satisfaga a la totalidad de la comunidad científica biológica. Hablo de seres pluricelulares, si quisiéramos incluir en la definición a los procariotas, tendríamos mayores dificultades, a veces insalvables.

Existen entidades biológicas, como hábitat, especie o selección, que para los biólogos son muy intuitivas, aunque aún no se ha encontrado una definición que sea satisfactoria para la comunidad científica en general.

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miércoles, 11 de enero de 2017

Páginas vistas en total: 100.300

Si, más de cien mil páginas vistas, o visitadas, es una cantidad que me confunde, por inesperada. Nunca pensé alcanzar esa cifra cuando, en diciembre de 2012 comencé a ordenar algunos artículos de divulgación que tenía dispersos por revistas gallegas, para agruparlos en un blog, que hiciese más fácil su lectura y localización. Fundamentalmente, eran artículos de biología. Hubiese querido otro título para el blog pero, por obvio, ya estaba ocupado, y quedé con éste. Caminante silencioso.

Hoy creo que me define bien. Me gusta pasear solo, cavilando acerca de lo que veo, deteniéndome en cualquier sitio el tiempo que considero oportuno o, también, pasando de largo ante maravillas transformadas en tópicos. "Yo no digo mi canción, más que a quien conmigo va"  respondió el marinero al conde Arnaldos la mañana de San Juan junto a la orilla del mar. A veces, muchas, mis canciones eran para mí. Hoy, a través del Paseante silencioso, las difundo a quien las quiera conocer.

Pasados los primeros artículos, me animé y escribí sobre más cosas , muy diversas. Pronto salieron mis reflexiones sobre arte. Y como no he estudiado esta materia, todo cuanto he escrito es consecuencia de mis lecturas y mis reflexiones personales. Me gusta pasear, entretenerme en los lugares, compartir paseos, conversaciones y compartir, cómo no, silencios.

Mis entradas acerca del Camino de Santiago, que son múltiples, reflejan las sensaciones que he vivido en los diversos puntos del Camino. Leboreiro y Pontefurelos son mis lugares favoritos por todo cuanto me inspiran y me hacen pensar en tanta gente que ha venido, que viene y que vendrá desde todas partes a postrarse ante un reclamo que, en el fondo, sigue siendo inexplicable.

Pero fundamentalmente soy biólogo. Desde hace muchos años estudio biología y procuro que cuanto sé se refleje en mis criterios, en lo que digo. No puedo olvidar la formación recibida de algunos profesores de la Universidad de Barcelona, de quienes soy deudor intelectual. La duda como método y la incertidumbre como plataforma para enjuiciar el entorno, son actitudes que debo a algunos de mis profesores. Y esa forma de actuar se la agradezco más que cuanto me enseñaron, que ya está muy superado debido al avance de los conocimientos. Aprendí de su forma de ser, porque, generosos, no la disimularon ante nosotros.

Cien mil visitas son muchas, agradezco a todos cuantos han venido a ver lo que yo pueda decir sobre diversas cosas. Cuando he hablado de ciencia siempre he adoptado una postura de prudente alejamiento de dogmatismo. Por eso defino a la ciencia como "un intento de describir..." De modo intencionado introduzco la palabra "intento", porque en ciencia nada es definitivo y todo está a la espera de nuevos descubrimientos y nuevas interpretaciones a partir de lo que éstos nos aporten.

Gracias de nuevo a los causantes de esas cien mil visitas, pues han sido el motivo de mi continuidad en este mundo del blog.




jueves, 5 de enero de 2017

De refranes, majadas y majaderos

Siempre me han gustado los refranes por la cantidad de saber que encierran, un saber extraído muchas veces de relacionar, de modo inteligente, causas y efectos. Hay refranes acerca de costumbres, de relaciones familiares, de agricultura, de mil cosas, y también los que ayudan a predecir un tiempo más o menos inmediato.
UNA MAJADA


Como poco, nuestros refranes vienen del mundo romano. Aún hoy, en diferentes lenguas románicas existen refranes, todos ellos procedentes del latín, con significados similares. Por ejemplo, nosotros decimos “poco a poco, la vieja hila el copo”, y los franceses “pequeño a pequeño, el pájaro hace su nido”. La mujer y la sardina, cuanto más pequeña más fina. , que para los franceses es: La femme et la sardine, les plus petites sont les plus fines. En italiano se dice L’abito non fa il monaco. Cuando nosotros indicamos que el hábito no hace al monje. No quiero traer más ejemplos, que los hay. Pero en todos ellos, el sentido es el mismo aunque los enunciados varíen. 

Tema aparte es la existencia del refrán y el adagio. Mientras el refrán tiene todas las licencias para sentenciar, pudiendo ser soez, vulgar o gtosero, el adagio siempre tiene un profundo tono poético: “No digas de esta agua no beberé, que el camino es largo y puede apretar la sed”.


Quiero hablar de refranes y refraneros. En nuestra literatura, no es raro el personaje secundario socarrón, lleno de sabiduría popular, amante de refranes que va soltando oportunamente. Por ejemplo, Sancho Panza.

Al contrario que la Farmacología ha sabido transformar en conocimiento científico las cualidades medicinales atribuidas a las plantas, no ha ocurrido así con la Climatología y los refranes referidos a ella, al menos hasta donde yo sé. Claro que “cielo empedrado, suelo mojado” es de comprensión sencilla, pues los frentes lluviosos vienen precedidos por múltiples y pequeñas nubes altas, y que “cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo” lo comprendemos sabiendo que el grajo es un ave insectívora, que caza sus presas al vuelo y a bajas temperaturas son los insectos los que vuelan a ras del suelo. “Año de nieves, año de bienes”, nos promete la presencia de agua en verano, debida al deshielo.



Hay un refrán que me gusta mucho, “Hombre refranero, hombre majadero” y es el objeto de este escrito. Lo voy a comentar con algo de detalle, pues siempre me ha dado qué pensar. Cuando yo digo algún refrán, nunca falta alguna persona que me recuerde éste, siempre con afán de molestarme. Suelo contestarle, con mi mejor sonrisa, que sí, que “hombre refranero, hombre de majada”, como bien sabe quien me ha hecho el comentario. Por supuesto, aunque responda que sí, no lo sabe, pues para él, o ella, lo de majadero sólo quiere decir imbécil o similar.

Lamentablemente, en nuestra lengua los términos relativos a oficios agrícolas pueden terminar siendo despectivos. Por ejemplo, las últimas ediciones del diccionario de la RAE atribuyen a “rústico” una serie de acepciones relativas al campo y su ambiente, pero en ediciones anteriores también incluía “rudo, tosco, grosero”. Tras reiteradas quejas, se retiró esta acepción. En “Fortunata y Jacinta”, Galdós utiliza el adjetivo “hortera” para calificar al hacendado que no vive en la ciudad, sino en el campo, en sus huertas. Vemos que el significado de esta palabra ha cambiado en muy poco tiempo, habiendo adquirido un tono peyorativo.



Algo así ocurrió con la palabra “Majadero”. Ya Quevedo la utiliza como menosprecio. Creo que deriva de “majada”, relativo a los pastores trashumantes que pasaban las noches durmiendo a la intemperie, en las majadas, y por eso majaderos. Para ellos era útil y necesario el poder saber el tiempo que haría en un futuro inmediato. Les iba todo su trabajo en una buena situación climática y convenía poder predecir a corto plazo. Aquellos majaderos supieron relacionar muy bien las causas con los efectos y encerraron su saber en dichos cortos generando, de ese modo, unos conocimientos propios del oficio. Diré, con el refrán, que “cada maestrillo, tiene su librillo”.

Tal vez el refrán al que me refiero surgió en una sociedad de apariencias, donde la vanagloria era moneda corriente. Si en las ciudades, la gente deseaba conocer y acertar los orígenes de las fortunas, en este caso lo tenía bien sencillo. Si el investigado recurría a refranes, era clara su procedencia pues “hombre refranero, hombre majadero”.


Esta capacidad de aprender de la naturaleza, de comparar diversas causas con sus respectivas consecuencias, tal vez no siempre fue entendida y apreciada por los envanecidos habitantes de las ciudades. En vez de querer aprender de ellos, se les menospreció. Más sencillo. 

Siglos más tarde, Antonio Machado se quejaría de una manía muy nuestra de despreciar lo que ignoramos.

lunes, 2 de enero de 2017

El olivo, regalo celestial.

Me gustan los mitos. Para mí, son el ejemplo de un intento sagaz de encontrar explicación a todo, a partir de los pocos conocimientos de los que se disponía en la época. Se echó manos de dioses, seres superiores con un poder también superior, para explicar todo cuanto requiriese de explicación. Porqué llueve, porqué hace viento, porqué los ciclos de estaciones y así hasta responder a la mayoría de dudas que se podía plantear la mente humana. Que eran las mismas de hoy, aunque ahora disponemos de mayor cantidad de recursos para responderlas.
Muchos de los mitos nos relatan actuaciones más o menos acertadas por parte de sus protagonistas, y servían a los niños de entonces como pautas educativas. Lo que se posía hacer y lo que no. En otros casos se nos presenta a los dioses con los mismos defectos que los humanos, pero con actuaciones que repercuten en la vida cotidiana. Hubo dioses envidiosos, perezosos, lascivos, etc. Pero el comportamiento de estos dioses tenía trascendencia en la vida cotidiana de los humanos.


ATENEA

Hoy, todas las localidades, sea cual sea su tamaño de población, poseen en el cielo a alguien que vela por el buen vivir de quienes lo habitan. Son los patronos y esto no es de ahora, ya en la Grecia clásica, y antes, existían valedores celestiales de las poblaciones. Eso ocurrió con quienes habitaban un lugar sin nombre, que querían tener patrono e hicieron algo así como un concuerdo celestial.


EL PARTENÓN, TEMPLO EN HONOR A ATENEA

Se presentaron dos candidatos, Un dios, Poseidón, y una diosa, Atenea. Poseidón era un dios extraño, nunca lo he llegado a comprender. Con frecuencia las cosas le salían mal, en otras ocasiones era falso, mentiroso. Ya digo, nunca lo he comprendido por su falta de coherencia. Al menos, si medimos su conducta conforme a nuestras reglas.
Atenea era diferente. Diosa de la sabiduría, era poseedora de las cualidades que le faltaban a Poseidón.


EL REGALO DE ATENEA

Para decidir sobre su patronazgo, los ciudadanos decidieron realizar un concurso entre los dos aspirantes. Para empezar les pidieron un regalo para la ciudad. Poseidón, como sabía de las carencias de agua que sufrían los ciudadanos, clavó su tridente en las rocas y de allí nació una fuente. Hasta ahí, todo bien, pero resultó que manaba agua salada, lo cual no requiere comentario alguno. Los atenienses protestaron, pues dijeron que el agua aquella estropearía sus cosechas, rechazaron el regalo y pidieron a Atenea algo que les resultase de mayor provecho. La diosa les regaló un olivo. En cuanto lo vieron, los ciudadanos comprendieron la grandeza del regalo, la aclamaron como diosa protectora, y pusieron su nombre a la ciudad, que todavía hoy se llama Atenas.


FRUTO DEL OLIVO

Con el tiempo, se erigió un templo en su honor, que sigue siendo el paradigma de la armonía arquitectónica: el Partenón.


UNO DE LOS BENEFICIOS DEL ACEITE


A través del aceite producido por su fruto, el olivo trajo a los atenienses, y a los humanos todos, varios beneficios, plenamente vigentes en la actualidad, como son:

- Es útil en la cocina, en la elaboración de alimentos, tanto crudos como cocidos.

- En beneficioso en medicina, sirviendo en tratamientos externos para aplicar sobre heridas de piel (quemaduras, roces, llagas y similares), así como para ingerir en purgas.
- Es el conservante natural de alimentos.
- Con su fuego se puede iluminar en la noche.
- También es un componente importante en la elaboración de jabones y otros productos higiénicos.
Como se le suponía portador de las virtudes de Atenea, y por extensión de los dioses, también el aceite de oliva fue símbolo , hasta época muy reciente, material del favor divino. De este modo, se utilizó en ceremonias de consagración de personas (reyes o dignidades) o cosas. También en este aspecto, es utilizado para ungir a los enfermos en el sacramento correspondiente. Es estos casos recibe el nombre de Santos Óleos, que son bendecidos en los oficios del Sábado Santo.















jueves, 29 de diciembre de 2016

Adornos callejeros

La belleza de un lugar me la marcan múltiples variables. Digo “me la marcan” porque no pongo en duda el componente personal en eso de captar la belleza, o mejor aún, de definirla antes de ser capaz de verla. 
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Lo he dicho en múltiples ocasiones: me gusta pasear por mis ciudades, por aquellas que me vieron de niño, en cuyas calles crecí y por las que sigo caminando, conviviendo y compartiendo preocupaciones. Soy fiel a determinadas rutas, esquemas y señales. Creo conocer buenos ángulos para captar fotos, las horas apropiadas para hacerlo, las mejores orientaciones para seguir una calle. Todo muy personal, como muy maniático, pues asumo, cómo no, que a otras personas todo esto les gusta de diferente modo, si es que se han parado a pensarlo. 


COEXISTEN ANTIGUA Y MODERNA

Me gustan las calles por sus proporciones, su anchura y la altura de sus edificios. Me gusta su trazado y los diferentes elementos que la jalonan que hacen que esa calle, o esa plaza, pueda ser consideraba bella. Fachadas, fuentes, adornos, suelo, sonido, dirección del sol a lo largo del día y más detalles, hacen que tales lugares me resulten más agradables que otros. Eso me ocurre en todas las ciudades que conozco y visito con cierta regularidad.


ME GUSTAN ESAS BORLAS EN EL LAZO

Porque todos, supongo, mientras charlamos o paseamos sólos o en compañía, dejamos que nuestros ojos se recreen en lo que ven, descubran novedades o ausencias y vayamos haciendo inventarios, actualizándolos, de todo cuanto adorna nuestra ciudad y hace de ella un conjunto hermoso o mejorable. Al menos yo hago eso en mis paseos sosegados por las calles de Lugo, Santiago, Córdoba, Ponte de Lima y tantos otros lugares. Hay detalles que miro, en los que no me canso de encontrar recreo. Incluso, si voy en compañía, nunca dejo observar, de pasada, estos objetos que jalonan mi buen paseo.
FILIGRANA
Voy a hablar de unos de ellos que encuentro en cualquier ciudad de Galicia, tierra en la que la lluvia ha generado diversas estructuras urbanas para canalizar el agua que cae sobre los tejados. Una de ellas son las gárgolas, de las que tenemos una magnífica colección en edificios compostelanos, recogidas en una entrada de un blog amigo, cuyo enlace coloco al final de este artículo. Pero las gárgolas son propias de palacios y edificios señoriales. En otras situaciones, el agua baja desde los tejados hasta el suelo mediante bajantes que suelen ser de zinc, fibrocemento o pvc. Es curioso, en ambos casos, tanto gárgolas como bajantes vierten sus aguas directamente en las calles y no creo haber oído protesta alguna sobre las supuestas molestias que puedan generar esos chaparrones adicionales caídos desde los aleros.

DE ARRIBA ABAJO,
PURO ADORNO

Si hablamos de bajantes, que vierten en las aceras, en las ciudades gallegas, (no sé nada de las de otras zonas), es costumbre protegerlas con piezas acanaladas de hierro fundido que se llaman "guardacaños" y suelen ser de fundición. También se conocen como “salvabajantes”. Suelen estar pintadas en negro y se utilizan normalmente en edificios propios de la zona monumental de las ciudades. En realidad, fueron de utilización obligatoria hasta bien entrada la segunda mitad del siglo pasado. Modernamente, se substituyen por piezas de aspecto prismático, de pvc, hierro galvanizado o acero, que reciben el petulante nombre de “embellecedores” y yo pienso en aquello de "dime de qué presumes…"

COEXISTENCIA
INAPRECIADA

Los guardacaños son bonitos, útiles y confieren un cierto tono de elegancia a los laterales de los edificios. Además, proceden de diversas fábricas que ponen en ellos sus señas de identidad, tales como el nombre o algún tipo de adorno que hace las veces de logotipo empresarial. Cualquier persona adiestrada en estos tipos de aparatos, es capaz de decirnos cuál es la fundición originaria del mismo.
MAS BORLAS, OTRO
LAZO
Me gusta pasear por calles de Lugo, Compostela, Betanzos, Cospeito o por donde sea, ir charlando y como si nada, saludar con la mirada, como acariciándolos, los guardacaños que voy encontrando. Casi todos conocidos, aunque siempre hay alguno, singular, desconocido hasta entonces. También la belleza de la casa queda completada en esos detalles, nunca superfluos. Corresponden a una época en la que los mismos vecinos contribuían a su modo a embellecer las calles.

SECILLO, JUNTO A UN EMBELLECEDOR
En esta entrada pongo fotos de diferentes guarsacaños fotografiados en Lugo y en Compostela. Pensé en poner la dirección de la casa en la que puede encontrarse cada uno de ellos, pero he decidido no hacerlo. Así animo a quien me lea que, al pasear, los busque con la certeza de que encontrará esos mismos u otros tan hermosos.

EMBELLECEDOR, COMO
 SU NOMBRE INDICA

Tal vez, incluso alguien se sorprenda de no haberse fijado antes en estos objetos que, a su modo, contribuyen a embellecer nuestras calles. Es lo que ocurre, estaban ahí desde siempre y no los hemos visto. Y así tantas veces…

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As gárgolas de Compostela



viernes, 23 de diciembre de 2016

Navidad, Navidad, ¿qué me evoca este nombre?

Casi parece que es una obligación hablar de Navidad cuando llega este tiempo. La verdad es que no lo es, pero gusta hacerlo como un balance de lo que vamos viviendo, lo que llega y lo que se va. De niño me enseñaron un villancico, “La Nochebuena se viene/ la Nochebuena se va…/ Y nosotros nos iremos/ y no volveremos más”. Muchos aún no se han enterado de su contenido.

LA VIDA, CAMINO INCIERTO
Lo efímero nuestro frente a los ciclos permanentes del tiempo. En cierta ocasión, un sobrino, me dijo que alguna vez yo vería a la Esperanza de Triana por última vez. Era Viernes Santo de Madrugada, estábamos en la sevillana Plaza del Triunfo y no lo pensé al contestarle que sí, que era cierto, pero que ojalá no lo supiese cuando viviese ese instante.

Nos asusta morir. Al menos, es una idea con la que no nos familiarizamos. Sin embargo, desde niños hemos cantado eso de que la Nochebuena se viene, la Nochebuena se va. Desde siempre, la idea ha estado junto a nosotros. ¡Cuánto nos cuesta asumir nuestra propia limitación¡ Por eso vienen magnates queriendo inmortalizarse mediante ridículas técnicas engañosas como la clonación o eso de congelarse a temperaturas inciertas para descongelarse vaya usted a saber cuándo. Vanidad de vanidades. El refrán es tajante: el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Y no hay más. Si lo asumimos, mejor para cada uno. Y hacerlo cuanto antes.

SAN FIZ DE SALOVIO
Mientras, la Navidad en puertas. 2016 lleno de sorpresas, sobresaltos, alegrías, adversidades, decepciones e ilusiones rotas. Hemos vivido y en eso consiste la historia de cada uno, lo que nos va pasando casi sin darnos cuenta. He querido a muchos y me he sentido muy querido. Con el tiempo, con los años, hemos formado una piña, no muy amplia pero apretada, de personas que compartimos cariño y nos sentimos cerca unos de otros, aunque haya kilómetros por medio.

Y, claro, no olvido a ese grupo recóndito de personas con quienes comparto historia, antepasados. Familiares que nos sentimos unidos de un modo especial, porque es mucho lo que tenemos en común. Se me han muerto familiares queridos, han nacido niños que llenan de alegría. No lo estamos pasando muy bien en este tiempo, aunque hay niñas que vienen en camino cargadas con promesas de alegría. Otro modo de decir que vivo.

SAN BENITIÑO DO MONTE
Y todo eso, en el marco envidiable de ciudades que son Patrimonio de la Humanidad, donde es un regalo cultural sentirse en casa. El habla dulce de Galicia en cualquier lugar compostelano, se me confundió una vez con los sones de castañuelas que salían de un portal en la Calleja de las Flores cordobesa, mientras sonaba una sevillana famosa en su tiempo “Sueña la margarita/con ser romero…” Fue aquel uno de esos momentos inesperados en los que, como un sobresalto, me sentí en  mi tierra, la tierra que me enseñó a respetar al contrario y a intentar comprender su opción. Por no hablar de lo que siento en lo más íntimo cuando adivino la muralla lucense en una mañana de niebla, veo la Giralda desde cualquier recodo ciudadano o escucho las campanadas pausadas del reloj compostelano. Mis ciudades, mis sitios.



STA. MARÍA DO CAMIÑO
Sin pensarlo, Navidad un año más. Seguimos los mismos, un año más viejos. Hemos leído libros, visto películas, escuchado música. Hemos vivido y todo eso lo hemos vivido juntos, como enriqueciendo nuestras conversaciones, nuestros puntos de vista, nuestras opiniones. Mis amigos de siempre, con quienes comparto amistad porque, por encima de todo, está el firme deseo de seguir con ese vínculo que nos enriquece a todos. Son aquellos con quienes quiero compartir risas, tristezas, preocupaciones. En una palabra, compartir vida.

Hablo de mí, pero seguro que esto que cuento, que reflexiono como en voz alta, es similar a lo que podrían decir muchos, o todos, acerca de sus propias vidas. Son las historias personales que se entretejen en ocasiones especiales. Pasearé en Navidad y pensaré que en el arte Compostelano hubo muchas representaciones del nacimiento de Cristo en tímpanos de fachadas de iglesias románicas o góticas. Algunas siguen en su sitio, como en San Fiz de Salovio. En otros casos, como en S.Benitiño o Sta. María do Camiño, están bien guardadas en su interior. Muchas Anunciaciones también, la que más me gusta la del porche de Salomé.

NAVIDAD EN EL OBRADOIRO
No voy a ser tan irreal como para desear felicidad a todos durante esta Navidad y durante todo 2017. Tengo los pies en el suelo y experiencia suficiente como para saber que las adversidades aguardan y que vendrán cuando menos lo esperemos, como a traición. También sería preciso saber qué entiendo por felicidad. Lo que sí deseo a mis amigos es que cuando la vida nos pegue duro, sepamos que eso también forma parte de la historia, la nuestra. Ojalá en esos momentos dispongamos del temple suficiente para mirar cara a cara lo que sea, y tengamos a nuestro lado los amigos que nos quieren y así sentirnos queridos y acompañados. Por suerte, en momentos similares, siempre me he sentido querido y es lo que deseo a mis amigos.

Con estas ideas por delante, deseo lo mejor a todos en esta Navidad y a lo largo del año que está en puertas.

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Transición en Salomé

domingo, 18 de diciembre de 2016

El concepto de naturaleza en nuestro pensamiento.

Los historiadores de la Biología coinciden al pensar que las primitivas civilizaciones tenían un fuerte sentido de solidaridad por parte de los humanos cara el resto de seres presentes en el planeta: con las rocas, con los animales, con los vegetales y, en general, con todo aquello que hoy conocemos bajo el calificativo de "entorno".

En aquellas épocas, la expectativa de vida era muy baja, pues la humanidad estaba en sus comienzos y, por tanto, el desarrollo de la medicina se reducía al conocimiento de unas pocas hierbas beneficiosas (como ocurre con cualquier otro mamífero). Nuestros antepasados formaban una especie cazadora sometida a todas las dinámicas biológicas propias de las especies con este tipo de vida. Es posible que, con el desarrollo de la agricultura y el nacimiento de una cierta tecnología agrícola, con su consiguiente paso a la vida sedentaria, la humanidad se fuese distanciando más y más del inicial concepto de unidad con el resto del mundo vivo.

Las religiones también influyeron en la visión que la humanidad tuvo acerca de su entorno. Pero conviene considerar dos tipos de religiones: las orientales, politeístas y las bíblicas, monoteístas. En las orientales, los dioses aparecían como seres bondadosos, aunque fuertes de carácter, hondamente comprensivos con las debilidades de los humanos y que orientaban a sus seguidores en la búsqueda de la paz interior, fin último que convenía perseguir y alcanzar. Según el pensamiento de esas religiones, nada competitivas y, por tanto, primitivas según el criterio del mundo occidental, la humanidad también representaba una comunidad de seres solidaria con el resto del mundo vivo. Este pensamiento se mantiene en las actuales religiones del este asiático y de las montañas del Tibet.

Por su parte, la cultura occidental cristalizó a partir de religiones monoteístas derivadas de diferentes interpretaciones de la Biblia. Independientemente del hecho de que el Dios bíblico se nos presenta como un ser guerrero y justiciero, el hombre aparece en los comienzos del Génesis como el ser principal de la creación, el más perfecto, hecho a imagen y semejanza de Dios y, por tanto, su preferido. Por eso, es el mismo Dios quien le impone, a modo de programa de actuación en este mundo: "Creced y multiplicaos, llenad la tierra: sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la superficie da tierra” (Gen 1:28). El mismo Génesis nos dice cómo Adán da nombre a todos los animales del campo y a todas las aves del cielo (Gen.2:20) Resulta conveniente no olvidar aquí que la potestad de dar nombre, aún hoy representa en nuestras culturas, un fuerte indicativo de propiedad.


REY DE LA CREACION


Durante mucho tiempo, y en el mundo occidental, fue este mandato divino la justificación última de cualquier modo de actuación humana. Siempre que se incidía sobre especies vivientes, siempre que se intentaba dominar o modificar la tierra, fuese como fuese el modo como se hiciese, no se estaba haciendo otra cosa más que cumplir la recomendación del Creador expuesta claramente en el Génesis. Y en este caso, no había que hacer ninguna interpretación: había sido el mismo Dios quien había mandado con toda claridad y de manera inapelable "dominad la tierra".

Fue ésta una arrogancia temeraria que llevó al hombre a autoproclamarse "Rey de la Creación". Rey en el sentido medieval, de indiscutible propiedad sobre la Tierra, basada en el derecho divino expresado en la Biblia. Sabemos perfectamente todo cuanto destrozo se hizo al amparo de esta impunidad que siempre llevó consigo el beneficio de no tener que dar cuenta de nada a nadie, sin otras miras que el beneficio inmediato y sin tener en cuenta para nada la situación en que pudiese quedar el medio natural. En este sentido, conforme la humanidad fue incrementando sus conocimientos y, a cuenta de eso, se fue independizando más y más del medio. Mucho del desarrollo alcanzado, se realizó gracias a una fuerte, e irreversible, agresión al entorno. Esto lo sabemos todos.

HERMANO LOBO

En el siglo XIII, en los albores del Renacimiento, por parte de algunas personas se dio una vuelta al pensamiento inicial de solidaridad con el resto de seres vivos, es decir, con parte del entorno. Por ejemplo, San Francisco de Asís fue un joven que, abandonando todo cuanto tenía, se adentró por los caminos de la religión queriendo iniciar una nueva manera de interpretar el mundo vivo desde una visión alternativa de la Biblia. Su razonamiento se basaba en el hecho de que, al compartir nuestro origen en Dios, éramos hermanos no habiendo, por tanto, diferencias entre unas especies y otras. Esta es la base conceptual de su poema famoso en que apela al hermano lobo, a la hermana luna o al hermano sol. Pero no es mucha la gente que sabe de los problemas que tuvo el Santo de Asís con la Inquisición, de modo que tuvo que callar. Muchos de esos problemas le vinieron de esta idea de la naturaleza, idea que, siendo nueva en la civilización europea, venía de antiguo en las orientales.

En la era de los descubrimientos europeos, allá por el siglo XVI, la idea de la propiedad de la tierra por parte del hombre volvió a tomar fuerza. Nuevamente, la arrogancia del hombre europeo le permitió cometer todo cuanto destrozo se le ocurrió cometer en nombre de una civilización que premiaba y animaba toda esa arrogancia.
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En este tiempo en que estamos ahora, algunas personas del mundo occidental y con grandes preocupaciones espirituales, se acercaron a las religiones tibetanas en búsqueda del sosiego que no encontraban en las religiones nacidas de la Biblia. Fue cuando el hombre occidental volvió a tomar contacto con las ideas de solidaridad con el medio en que vivimos, ideas que difundieron por todas partes al volver a sus países de origen. Eran personas influyentes en los ambientes culturales occidentales de los que procedían. Todo cuanto dijeron a su regreso tuvo gran eco en la gente, de modo que, entre los jóvenes cultos del mundo occidental, apareció un nuevo sentimiento de preocupación por el entorno. Fue entonces cuando, a nivel mundial, florecieron movimientos ecologistas preocupados por la situación del planeta, unas preocupaciones que antes no habían existido con tales magnitudes ni planteamientos.

Por otra parte y desde el mundo científico, en 1969 el investigador británico J. Lovelock presentó al mundo científico una desconcertante hipótesis: La tierra es un ser vivo creador de su propio hábitat. Hablaba de la evolución conjunta de la Tierra como un todo. Su teoría ha dado lugar a un conjunto coherente de teorías, muchas de ellas comprobadas, conocidas bajo el nombre genérico de Hipótesis Gaia.

Ojalá que en adelante no nos separemos de esta idea de unidad biológica de todo el Planeta, ni del concepto de que todos andamos involucrados en la misma dinámica. Nos conviene mucho  tenerlo en mente de manera constante, antes de que nos metamos por vericuetos irreversibles o de los que resulte difícil salir.