viernes, 11 de noviembre de 2016

Darwin reflexiona sobre la belleza

En El Origen de las especies, Darwin plantea una hipótesis acerca de la base universal del concepto de belleza. Aunque hoy aún no estamos en condiciones de comprobarla, no deja de ser atractiva debido a los datos que aporta.
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En el capítulo VI de El Origen de las Especies, Dificultades de la teoría, Darwin repasa de modo pormenorizado un montón de detalles del reino de los seres vivos, que podrían representar dificultades reales para su teoría de la selección natural. Presenta datos morfológicos concretos y creencias generales que se fueron transmitiendo a lo largo del tiempo, sin que nadie se hubiese molestado en cuestionar. Una de ellas era la creencia de que el Creador había generado seres hermosos para el disfrute de los humanos. 


CAPSULA DE DIATOMEA


A Darwin esta suposición le debió de parecer infantil, pero tuvo que tratarla con sumo respeto, pues eran muchos quienes así pensaban y no era cuestión de generar ofensas gratuitas entre sus lectores. Bastó con datar a los humanos y a los fósiles, para que el lector honesto comprendiese que no era posible haber generado tanta belleza y dejar pasar millones de años antes de que llegasen al mundo sus posibles admiradores, los humanos. Por citar un caso, tendría que pasar esa cantidad de años antes de que se pudiese disfrutar de la belleza de los caparazones de las diatomeas, sólo visible al microscopio. En muchos de estos casos, la belleza parece asociada por completo a simetría en pautas de crecimiento. Siempre nos ha gustado lo simétrico.


 LO VEMOS HERMOSO


Darwin, aunque desconocía los mecanismos de la herencia, sabía que tales caracteres eran hereditarios y que en esa transmisión influían factores ambientales. El cómo ocurría le resultaba desconocido. Además, el concepto de belleza resultaba cambiante según la cultura. Nos basta comprobar cómo son sus patrones en diferentes tribus o épocas. Las mujeres hermosas pintadas por Rubens no lo serían en la actualidad.


BONITAS PARA TODOS


Entre las producciones naturales, las flores se consideran las más hermosas. Y es posible que la selección natural las haya dotado de colores llamativos, a la vez que de formas singulares, con el fin de destacar entre el fondo verde vegetal en el que están situadas. Su función, en primer lugar, es atraer la atención de los insectos. Darwin llega a esta conclusión porque, dice, las flores polinizadas por el viento no son llamativas, incluso carecen de coloración especial, les es suficiente con presentar los órganos reproductores al alcance del viento. Únicamente cuando dependen de insectos para ser polinizadas, es cuando desarrollan forma, color y olor apropiados para atraerlos. Si no hubiese insectos, es posible que las plantas tuviesen pobres flores como hoy vemos en abetos, pinos, castaños, robles o en las gramíneas (ahora se llaman poáceas), ortigas, acederas y otras, todas ellas fecundados por el viento.


Lo mismo podemos decir de los frutos. Para todos, una fresa o una cereza maduras son tan agradables a la vista como al paladar, y el color rojo del fruto del acebo es hermoso, pero este color sólo sirve de guía para aves y mamíferos de modo que el fruto sea devorado por ellos y sus semillas diseminadas en los excrementos. Esto es siempre así cuando las semillas están encerradas por una envuelta sabrosa y pulposa, rica en nutrientes y con una cubierta de color llamativo.


SABROSAS Y DE HERMOSO COLOR


Darwin, en el mencionado capítulo VI de su obra, El Origen de las especies, hace notar cómo gran cantidad de animales machos entre aves, peces, reptiles y mamíferos, así como entre mariposas, poseen colores hermosos. Es posible que se hayan vuelto bellos por un deseo innato de esos grupos por serlo, pero él cree que es efecto de selección sexual, pues los machos más hermosos son preferidos por las hembras a lo largo de las generaciones y, de este modo, sus caracteres son transmitidos a la descendencia. Son sus hembras quienes los han seleccionado bellos y no el deleite del hombre. Lo mismo puede decirse del canto armonioso de las aves o el color de las mariposas.

¿Podríamos decir, a partir de estos datos, que por el reino animal se extiende una predilección casi igual hacia los colores hermosos, los sabores agradables y los sonidos armoniosos? La tentación está ahí, pero no puede quedar más que en hipótesis, pues no disponemos de mecanismo científico para comprobarlo ni, tampoco, contamos con definiciones de belleza, armonía y sabor agradable que convenza a todos. 

RASGOS ATRACTIVOS

Es una cuestión muy extraña cómo el sentimiento de belleza en su forma más simple (el sentir una clase peculiar de placer por ciertos colores, formas o sonidos), se desarrolló por vez primera en la mente del hombre y otros animales superiores. La misma dificultad se nos presenta si preguntamos cómo es que ciertos olores y sabores dan gusto y otros desagradan.

Darwin, prudente, termina indicando que no sabemos por qué ciertos colores, sonidos y formas dan gusto al hombre y a otros animales -es decir, cómo fue adquirido por vez primera el sentido de la belleza en su forma más sencilla- como tampoco sabemos por qué ciertos olores y sabores se hicieron por vez primera agradables.

HERMOSA

Todo esto, para mí, no deja de ser apasionante. Un reto a nuestra capacidad de estudio y de diseñar experimentos que vayan aportando luz a hechos que todos admitimos como reales. En el fondo, es lo de siempre. Sabemos muy poco y nos queda mucho por conocer, aunque queremos interpretarlo todo.

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viernes, 4 de noviembre de 2016

Una hipótesis de Darwin

Charles Darwin propone, en El Origen de las Especies, la procedencia común de todos los seres vivos. Transcurridos algo más de cien años desde que hiciese pública su hipótesis, diversas pruebas bioquímicas y funcionales le dieron la razón de modo inequívoco.
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Ch. Darwin

En El Origen de las Especies, Darwin define conceptos nuevos para apoyar su hipótesis acerca de la importancia de la selección natural, y plantea hipótesis que fueron de difícil comprobación en su época, pero que el tiempo y los avances científicos han ido afianzando. Hoy nadie discute algunas hipótesis propuestas en su libro.


Define adaptación y selección natural así como selección sexual, el concepto de población, el de hábitat y otros muchos. Realmente, el libro está considerado como el principio de la biología moderna y de su nuevo paradigma.

MODELO DE ÁCIDO NUCLEICO
IGUAL EN TODOS LOS SERES VIVOS

Entre algunas de sus hipótesis, presenta, con indudable prudencia, el del origen común de todos los seres vivos. Al final del libro, en el último párrafo, viene a decir que hay grandeza en comprobar cómo la gran diversidad de seres vivos, “procedentes de un corto número de formas, o de una sola…”

No dice nada más, ni lo había indicado antes, a lo largo de los quince capítulos de la obra. Sólo al final, en el lugar destinado a recapitular toda la teoría de la selección natural y comentar sus posibles implicaciones, precisamente en el último párrafo y haciendo referencia a la grandiosidad de la visión evolutiva de los seres vivos que, a partir de unas pocas formas, o tal vez de una sola… han dado lugar a la actual biodiversidad, es cuando propugna la idea a la par que hace la reflexión.

ESQUEMA DE LA DUPLICACIÓN DEL ADN
IGUAL EN TODOS LOS SERES VIVOS

En ese mismo capítulo XV, Darwin se queja de haber tenido muchas críticas, excesivas digo yo, e insiste en que muchos de quienes le criticaron no habían leído El origen de las especies. A estos de entonces, hoy tengo que añadir a muchos de hoy y un nombre, el de un capitoste de mi Universidad que en un acto público criticó el libro con aires de enteradillo, cuando en realidad su perorata indicaba no haber leído ni su introducción. 

Sí, a lo que voy. Me asombra la grandiosa intuición de Darwin al preconizar el origen común de todos los seres vivos cuando apenas hacía 20 años que se había propuesto la teoría de su unidad estructural. Sin embargo, Darwin, iba más allá y ya no pensaba en la unidad estructural, que puede ser considerada un producto final, sino en la unidad de origen de todos ellos.

RESULTADO DE ANÁLISIS DE ADN
SIMILARES EN TODOS LOS SERES VIVOS
Desde entonces, tendrían que transcurrir muchos años, jalonados de investigaciones punteras laureadas con varios Premios Nobel, para que la hipótesis enunciada por Darwin pasase a ser indiscutible. Y no fueron pruebas morfológicas las que le dieron el apoyo conceptual, fueron pruebas bioquímicas. En el nivel de la biología básica, donde se confirmó la hipótesis darwiniana. 

Desde la estructura y composición de los ácidos nucleicos, iguales en todos los seres vivos, hasta el mecanismo de síntesis de proteínas, todos somos iguales y nadie lo discute. Una vez superado ese nivel de similitud, comenzó la diversificación que hoy vemos. Pero quiero explicar lo anterior con otras palabras, pues en la estructura y composición de los ácidos nucleicos, va encerrada la herencia genética, el genotipo de cada ser, y en la síntesis de proteínas se sitúa el primer nivel de la expresión de los genes y la manifestación de su fenotipo. 

ESTUDIOS DE GENOTIPOS
RESULTADOS COMPARABLES EN TODAS LAS ESPECIES
Fue una etapa apasionante aquella del descifrado del código genético. Yo estaba con mis estudios en Barcelona y con frecuencia nuestro profesor, el Dr. Antonio Prevosti, nos comentaba los avances conseguidos. Ese descifrado se hacía en diversos laboratorios, por alguno de los cuales andaba nuestro investigador Severo Ochoa, también Premio Nobel. Cuando se dispuso de todo el código genético, pareció conveniente saber qué claves correspondían al mundo animal y cuáles al vegetal. La sorpresa fue tremenda al comprobar que el código era el mismo para todos los seres vivos. Es la característica que hoy definimos como llamamos “universal”, y tiene muchas implicaciones positivas en investigación. Entonces, resultó una gran novedad para los dedicados a estos estudios y me gusta mucho comprobar cómo en poco tiempo, la novedad se asumió con total normalidad, de modo que hoy es algo indiscutible entre los estudiantes de cualquier nivel de enseñanza.

Sin embargo, lo que no es tan general, lamentablemente, es el considerar a todos los seres vivos como iguales en sus bases bioquímicas. Para muchos, los animales siguen siendo los verdaderos “seres vivos”. Los vegetales, ni lo habían pensado. Tal vez en los actuales planes de estudio no se recalque esta diferencia funcional, pero muchas personas no tienen nada claro qué diferencia a un animal de un vegetal. 

Me asombra y me genera un gran respeto y una gran admiración la capacidad de Darwin quien, apenas conociendo la estructura de las células y desconociendo casi todo lo referente a su bioquímica, llegó a intuir algo que hoy está plenamente admitido. Tal vez sabía que serían necesarios muchos progresos científicos antes de que su hipótesis llegase a verse confirmada, pero él la había formulado.

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viernes, 28 de octubre de 2016

Estas flores no huelen

En la actualidad se venden flores con muchas características encomiables pero, a veces, carecen de otras que les acompañaron siempre, como el olor. Esto es consecuencia de prácticas de selección artificial.
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Como biólogo, veo las flores como lo que son, los órganos reproductores de un amplio grupo de plantas. Muchas cosas que se dicen de ellas las veo como poesía, a veces cursi y relamida. Las flores se han tomado como ejemplo de virtudes, como la violeta de la humildad o la azucena de la pureza. Las margaritas se han utilizado para respondernos dudas (me quiere, no me quiere), han sido objeto de ofrenda y mil cosas más. En muchas ocasiones han sido símbolo de derroche, y lo siguen siendo.


HERMOSAS, PERO SIN OLOR
Entre otras características, las flores se diferencian unas de otras por su color, olor, morfología y tamaño. Cuando digo morfología pienso en el número de envueltas florales, así como en los tamaños y formas de pétalos y sépalos. Todo eso tiene mucho que ver con la selección natural. Cuando es el viento el que las poliniza, las corolas suelen ser abiertas, con los estambres y estigmas al aire. Pero cuando los insectos son los encargados de esta función, entonces, todo puede estar más regulado y ser mas estricto. Los insectos han de reconocer las flores (“sus” flores), que no pueden variar en características morfológicas. Cualquier variación que presenten, por pequeña que sea, las puede volver irreconocibles para sus polinizadores, que no las fecundarán. En ese caso, tal variación no se transmite a la descendencia y todo queda en nada. La selección natural es así de estricta.

Otra cosa es la selección artificial, cuando es el horticultor quien selecciona y decide qué características proteger y afianzar en sus productos dedicados a la venta, no a la reproducción.

EN ESTA CASA CORDOBESA, DISFRUTAN
DE UN AGRADABLE OLOR A PETUNIAS
Rosas, claveles, orquídeas y crisantemos, entre otras flores, son sujeto de fuerte selección por parte de jardineros, pero no son las únicas especies vegetales sometidas a esta práctica. Se seleccionan por color, olor, morfología de la flor, porte de la planta, etc. Incluso se seleccionan por época de floración. P. ej., los crisantemos han de estar en las tiendas, como muy tarde, el 25 de octubre. Las razas que florezcan más tarde, pierden su valor comercial.


CRISANTEMOS. ANTES DEL FIN DE OCTUBRE,
HAN DE ESTAR EN LAS TIENDAS


Las razas seleccionadas de modo artificial se reproducen de modo también artificial, mediante esquejes o injertos. Poco importa que las plantas seleccionadas para un carácter pierdan algún otro que hubiese sido importante para su vida silvestre, pues ahora llevan vida de invernadero y ese carácter perdido ya no le hace falta para su supervivencia.

Mediante selección artificial se han conseguido flores espectaculares, biológicamente monstruosas, pero maravillosas desde la óptica de la hermosura: flores con todo tipo de colores, desde blanco al rojo intenso, y con floraciones a lo largo de todo el año. La selección natural ha de tener muy compensadas estas características, no permitiendo en ninguna de ellas variaciones que modifiquen su capacidad funcional. No obstante, en selección artificial, se puede modificar toda característica que el horticultor pueda compensar con su actuación.


POR SUERTE, OLÍA

Al comenzar una labor de selección, siempre larga,  ya se tiene determinado el carácter que hay que seleccionar en cada cepa. El carácter seleccionado ha de ser de expresión variable y hereditario, es decir, ha de estar regulado por genes. En cada generación, se utilizará como cepa progenitora de la siguiente a las plantas que muestren ese carácter de modo más acusado, desechando a las restantes. De este modo, se irá consiguiendo reunir en una sola cepa a los genes que inciden de manera más intensa en el carácter diseñado desde el principio del trabajo: flores de tal color, olor, época de floración, número de frutos o lo que sea. Pero en esta labor de selección, no se tendrá en cuenta el resto de caracteres que puedan presentar las plantas.

Por ejemplo, supongamos que disponemos de tres invernaderos numerados (1), (2) y (3). Los tenemos aislados entre ellos. En un invernadero (1), se puede seleccionar para un tipo de color. En otro (2), para floración duradera y en otro (3) para olor. En las plantas favorecidas por el tono de color en (1), no importa que huelan o dejen de oler, ni que sus flores duren más o menos tiempo. Algo similar ocurre con las plantas favorecidas en los invernaderos (2) y (3). En las seleccionadas en (2), poco importará el color o el olor, y en las seleccionadas en (3) sólo importará el olor porque, tal vez, estén destinados a una fábrica de productos de perfumería.

Siempre me ha gustado el olor de las flores naturales. Me gusta el tenue de las violetas o de las petunias. Con las rosas me aburre el manido tópico de la belleza acompañada del dolor de las espinas, pero su olor también me gusta. Encuentro violento el de los claveles, lleno de evocaciones para mí. Califico como entrañable y lleno de evocaciones el de los crisantemos, aunque no conozco a nadie a quien también le guste este olor. Pero sí, en la naturaleza cada flor tiene su olor para hacerse reconocer por su polinizador natural desde bastante distancia.

Ocurre que en las flores de floristería se venden o se compran productos de invernadero, seleccionados por múltiples características. Tal vez son muy grandes, o longevas, o lucen un color especial. No lo sé, hay para todos los gustos.

Pero es posible que muchas de ellas hayan perdido su olor, porque los seleccionadores no lo tuvieron en cuenta a la hora de hacer las cepas.


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viernes, 21 de octubre de 2016

Otoño y quitamerendas

Reflexiono acerca de notas propias del otoño y su incidencia en los seres vivos. Traigo un nuevo nombre de planta que florece en esta época: Quitamerendas.
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Los ritos tienen eso, que casi sabemos cómo va a ser todo y ese conocimiento previo sólo sirve para sorprendernos de modo más intenso, porque después, nada es como esperábamos. El otoño ha venido y todos sabemos cómo ha sido. Terminó el verano un buen día, no lo notamos, pero poco a poco comenzaron a llegar avisos de que las cosas cambiaban. Tampoco fueron avisos desagradables: un poco menos calor, una brisa vespertina, tal vez una chaquetita de punto para la noche y, de pronto, el gran chaparrón que nos dijo de modo contundente que las cosas habían cambiado.

ATARDECER EN LA RÍA DE AROUSA

Los ritmos se repiten de modo inexorable. La Naturaleza también los tiene y nosotros estamos en ella, formamos parte de eso que conocemos con tal nombre. Nos vamos metiendo en el otoño con alegría, con timidez, como en agua caliente en pleno verano en una playa soñada. El otoño nos invita a formar parte de él y a saborear sus frutos. No ser simples espectadores de sus luces y sus ocres. 

JUNTO AL RÍO PALLARES

Tenemos las mandarinas, las granadas, los higos y las castañas, nuestras castañas. Las gallegas castañas, fruto de ese frondoso árbol que nos da sombra, madera casi noble y fruto que nos simboliza un tiempo y unas costumbres, como tiene que ser. Las castañas nos traen los magostos, las fiestas entre amigos, el fuego que acaricia, el vino nuevo, ¡el vino nuevo ya...! El tiempo renovado sabiéndonos juntos, como siempre. Y, claro, las setas, los cogumelos capaces de llamar a grupos y grupos de personas, como ensimismados mirando el suelo y dejándose guiar por quien sabe de estas cosas, que son sabrosas pero su amistad ha de ser prudente. De un tiempo a esta parte, también las setas representan un buen reclamo para grupos de amigos, siempre prudentes.

CASTAÑAS EN ESCAPARATES COMPOSTELANOS
He comentado el vino nuevo. Es curioso en esta Europa que nos gusta y nos hace sufrir porque nos decepciona. En toda Europa se celebra el vivo nuevo, de un modo u otro, y que no venga ningún agorero a recordarnos que “puede ser considerado” una droga dura. Hoy no queremos detenernos en eso. Es nuestra cultura y celebramos que siga llegando, también, puntual a nuestras citas. Como dice el arcano, la risa va por barrios y en esta fiesta del vino joven nadie quiere considerandos.

JUNTO AL RÍO MERA

El campo, el monte, están gloriosos. En los árboles, la clorofila, difícil de sintetizar, se va guardando en las raíces para años venideros y dejando otros pigmentos en las hojas, entre ellos la xantofila, amarilla, que antes, debido al verde de la clorofila, estaba oculto. Ahora luce como debió lucir de no estar enmascarado durante la época en que la clorofila realizaba su importante función. Importante para todos los seres vivos, nosotros incluidos. Aunque a veces nuestros hechos parezcan que menospreciemos esa función.


LOS DESAGÜES VOLVERÁN A SU FUNCIÓN

Otoño, acogedor y silencioso. Los paseos por el monte nos reciben como amigos de siempre que volvemos a donde siempre, a nuestros sitios. Las hojas crujirán bajo nuestros pies, lo sabemos pero nos sorprenden. Vayamos a donde vayamos, nos reencontramos con recuerdos, con sitios que enmarcaron nuestros pasos anteriores. Reencontrarnos en O Incio, en Vilar de Donas, en O Cebreiro o en Triacastela. Nuestros lugares, los jalones de nuestros pasos por esta vida. Recuerdos de amigos de siempre, Darío, Carlos, Óscar, Antonio, Dora, Marisa, Ana. Es lo de siempre, ir a sitios nuevos o volver a los ya conocidos para el reencuentro en general. Estas estaciones me incitan a volver en todos los sentidos, a volver con mi gente, volver a situaciones, a sentirme vivo en todos ellas, sabiendo reconocer que el tiempo no es gratuito en su pasar y que yo también he cambiado, ya no soy quien hacía esto o aquello. Pero de un modo diferente, nuevo, sigo y soy feliz sabiendo que hago de ese modo.

LAS CASAS QUIEREN RETENER LUZ Y CALOR

Pablo Neruda dijo que “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Este verso me ha acompañado en multitud de situaciones y circunstancias. Cierto, vamos cambiando, adecuándonos a las novedades, pero eso sí, intentamos seguir siendo fieles a nosotros mismos, como este otoño que viene llenando de pardos y de ocres todo lo que hasta ahora había sido una sinfonía de verdes. La felicidad de la coherencia, como la del sol que, en las casas, cada vez se adentra más en las solanas como curioseando y dejando el calor de sus visitas.

EL ORBALLO ABRAZA NUESTRA TORRE
En la ciudad volveremos a ver la venta de castañas asadas, el inicio ritual de los jóvenes amigos, los ventanales reflejarán el cielo a quien quiera verlo, y los desagües verterán de nuevo el agua a las calles. Todo igual y todo nuevo. En cualquier momento, el orballo se adueñará de la ciudad haciendo que torres y tejados se nos muestren como lejos, velados aunque conocidos. La magia de la estación también flota en el orballo.

Si una tarde soleada, que las hay y muy hermosas, vamos al campo, es posible que lo encontremos tapizado de pequeñas flores semejantes al azafrán. Es el Colchicum autumnale, azafrán silvestre también llamado quitamerendas en esta tierra. 

QUITAMERENDAS
Las plantas nacen de pequeños bulbos, que pasan el año enterrados bajo el suelo. Únicamente florecen cuando hay humedad y la tierra todavía conserva algo del calor del verano. Salen después de las primeras lluvias, pero ya no nos podremos sentar en el campo a merendar, su humedad no será buena para nuestra salud. 

Hay humedad, flota en el ambiente. Por este año terminó el esplendor en la yerba.



viernes, 14 de octubre de 2016

Pastor angelicus

Comento la postura de las iglesias cristianas en relación a la evolución humana. Hago más hincapié en la doctrina católica, pues es la que mejor conozco. Todo esto acompañado de alguna reflexión por mi parte.
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Pio XII, un Papa controvertido, fue anunciado como Pastor angelicus en la profecías de S. Malaquías. Aristocrático e intelectual, procuró poner al día la doctrina de la Iglesia conforme a los avances de la ciencia en todos los órdenes, cuando el siglo XX rondaba su mitad. En 1950 publicó la encíclica Humani generis, en la que se refiere a los conocimientos evolutivos, fundamentalmente humanos, y cómo interpretarlos a la luz de la doctrina católica.

PIO XII


Hasta entonces, los conocimientos religiosos acerca del mundo habían estado plasmados en la Biblia, considerada como el único libro portador de la verdad. Pero muchos siglos antes, S. Agustín ya había intuido que aparecerían dificultades en su interpretación, creando el concepto de Teología Natural.



Según este concepto, Dios se manifiesta al hombre de dos modos: o bien por lo que dice de sí mismo, en la Biblia, o bien mediante sus obras. Así, estudiar los fenómenos naturales no sólo es conocer la naturaleza; también es conocer a Dios a través de ella. Entre ambos aportes de información no debe, no puede, haber contradicción. Y si la hay, es porque nuestra interpretación es errónea. 


ANTEPASADO NUESTRO


Este modo de estudio y de comprender la naturaleza rigió hasta el siglo XVIII. En esa época fueron muchos los científicos europeos que se lo cuestionaron. Por otra parte, hasta entonces había sido costumbre que los autores presentasen su idea de Dios en sus obras y cómo intervenía en sus descubrimientos. Es decir, en sus libros lo tenían presente.

Por una parte, una visión teísta del mundo, planteaba un Creador interviniendo constantemente en su obra, no permitiendo ningún desarreglo en ella. Por la contra, los deístas creían en un Dios que había creado el mundo, del cual luego se había desentendido, no sin antes haberlo dotado de leyes inexorables para su funcionamiento. Para la teología natural, estudiar esas leyes constituía un modo de estudiar la obra divina. El siglo XIX fue convulso en ideas, pues científicos de alta talla defendieron una u otra postura, si bien había datos de difícil explicación, como la existencia de fósiles representando a seres extinguidos. ¿Por qué se habían producido las extinciones?

UTENSILIOS ANCESTRALES


Hoy, los estudios evolutivos están normalizados en Europa, o casi. Hay algunas religiones protestantes que excomulgan a sus miembros que estudien estos temas, como es el caso de un amigo mío. También, en algunos Estados de Norteamérica, si en sus planes de estudio se incluyen de evolución, es preciso incluir en ellos un idéntico número de horas lectivas dedicadas a temas bíblicos.

No deja de sorprenderme la beligerancia de algunas personas con temas biológicos cuando pueden entrar en controversia con la Biblia. Con temas de física, y hay muchos en los libros sagrados, no ocurre nada, así como con temas de zoología. La discusión ciega se produce cuando se trata del origen del hombre y su filogenia.

ANTEPASADOS NUESTROS CON FUEGO

Pío XII, en la encíclica que he mencionado, la Humani generis, establece sólo dos condiciones conceptuales y de fe para los estudios de los procesos evolutivos. El primero de ellos, es el origen divino de la creación. El segundo es la intervención divina en el momento de infundir un alma a nuestro precursor orgánico. Puesto que ambas situaciones no son científicas, no es posible repetirlas experimentalmente, se salen del campo de la ciencia para pasar al del pensamiento. Y aquí cada uno, bajo su responsabilidad, puede pensar lo que quiera.

¿Cuándo se admite que los prehomínidos ya tenían conciencia de su propia dignidad? Cuando en las excavaciones, junto a poblados rudimentarios, aparecen enterramientos. En aquel momento, nuestros antepasados conferían a los cadáveres de congéneres una dimensión especial, que los hacía dignos de ser reverenciados.

ARTE ANCESTRAL

Después de celebrado el Concilio Vaticano II  se puso énfasis en la diferencia entre el espíritu alegórico y el real de los escritos bíblicos. En este sentido, hace poco que el Papa Francisco ha dicho que no ve contradicción entre la teoría del Big.Bang y lo relatado en el Génesis.

En estos últimos tiempos se han realizado descubrimientos espectaculares acerca de nuestra historia como homínidos y prehomínidos. Mi conocimiento de ese tema no deja de ser superficial, y lo lamento. No tengo conocimientos sólidos de paleontología y noto mis carencias, pero sí creo que es precisa una síntesis de conocimientos de Biología Evolutiva, Paleontología, Antropología Física y geología para que nos ofrezcan una interpretación coherente de unos hechos, que a todos nos interesan.

Porque hay muchas corrientes de pensamiento, no científicas, que pretenden imponernos “su” manera de pensar. A veces me gustaría que me presentasen su concepto de ser vivo, por ejemplo. O el papel del azar en biología. Porque no faltan quienes defienden que todo estaba determinado, como está determinado que caiga una piedra que tengo en la mano y la suelto. Eso del determinismo biológico ha sido algo que tuvo sus defensores en tiempos pasados, pero hoy creo que pocos le quedan.

Otra cosa es el azar. Hace como medio siglo, se atribuían al azar las causas de hechos que resultaban desconocidas. Si no se sabía el porqué de un fenómeno, se decía que era aleatorio. Muchos de aquellos hechos debidos al azar, hoy son perfectamente conocidos y predecibles. Otra cosa es el papel del azar en los grandes hechos desencadenados en nuestra historia como seres vivos. Una tormenta, una inundación, una erupción volcánica, pudieron haber tenido una gran trascendencia en la historia evolutiva y, sin embargo, son hechos que atribuimos al azar.


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viernes, 7 de octubre de 2016

Estrategias en generaciones

Una historia termina y comienza otra. La planta progenitora ha formado las semillas, les ha dotado de las necesarias estructuras de diseminación y las semillas caen en diversos lugares. Empieza una nueva historia, la de la planta cuyo diseño biológico va cifrado en sus genes, en su genotipo. No digo que comience una nueva vida, pues la semilla va viva. Nunca olvidemos el aforismo de Pasteur, allá por el siglo XIX “La vida no se crea, simplemente se transmite…”

GERMINANDO



No creamos que una semilla que cae en cualquier sitio germinará y dará sus frutos. Falta mucho para eso y la selección natural es dura, en especial con las formas juveniles. En primer lugar, la semilla debe haber llegado a un lugar apropiado, pues muchos suelos no permitirán su germinación. Cuando germine, ha de competir por la luz con otras plantas vecinas, sus raíces han de lograr los nutrientes apropiados y será preciso que los predadores la dejen crecer. Es grande la suma de retos que tienen las semillas, pero los campos repletos de vegetación nos indican que son muchas, y diversas, las que consiguen crecer, fructificar y de este modo salvar la acción de la selección natural.


ESTAS HOJAS QUE HAN BROTADO FORMAN UN CLON
ENTRE ELLAS Y CON LA PLANTA MADRE
Desde un punto de vista genético, me atrevo a decir que en cualquier vegetal, no hay dos semillas con genotipos iguales o, dicho de otro modo, cada semilla es única en su genotipo. Llevando esto al límite, podemos pensar que una semilla puede no tener la dotación genética apropiada para germinar en un sitio concreto, mientras que otra, procedente de la misma planta, en ese mismo lugar es capaz de originar un individuo muy adaptado y, por tanto, productivo para la especie.



A veces, con nuestra mentalidad humana, es difícil asumir lo efímero de estos genotipos tan adaptados. Los genes, los alelos, son muy duraderos a lo largo de las generaciones, mientras que los genotipos, duran lo que duren sus poseedores. Los genotipos, que son combinaciones efímeras de alelos, se descomponen cuando se forman gametos a causa de sus mismos procesos de formación. Es lo que tiene la reproducción sexual y la necesaria génesis de variabilidad gamética.



Existe otro tipo de reproducción, la asexual, en la que los descendientes mantienen el genotipo de los progenitores. En estos casos se genera lo que conocemos con el nombre de clon y que definimos como el conjunto de individuos que descienden de uno solo mediante reproducción asexual. Por tanto, todos ellos tienen el mismo genotipo.

Existen diversos modos de reproducción asexual, y es bonito comprobar que en algunas condiciones, la selección natural favoreció esa estrategia cuando con ella se pudo asegurar, por tiempo indefinido, la presencia de algunos individuos en áreas concretas. La dispersión de semillas es azarosa, así como el hecho de que alguna de ellas llegue a un hábitat determinado, siendo portadora del genotipo apropiado para crecer en él. Si esta semilla, adaptada a este entorno, alcanza el estado de madurez y es capaz de generar descendencia fértil, supongo que la selección natural podría favorecer cualquier mecanismo que prolongase su presencia en ese hábitat a lo largo de generaciones, haciendo que el genotipo apropiado no constituyese una presencia efímera. En estos casos, supongo, la aparición de estrategias formadoras de clones tal vez fuese favorecida por la selección natural, de modo que la planta en cuestión pudiese estar presente durante varias generaciones sin cambiar su genotipo, que estuvo adaptado desde el principio (por eso germinó). El mecanismo biológico para tal situación fue que la planta se reprodujese por vía asexual.

ESTOLONES DE UNA FRESA
OTRO CLON

Consideremos un ejemplo concreto, una fresa. Un ave come el fruto con múltiples semillas, que son pequeñas y con cubierta dura. Son esos granitos que se nos quedan entre los dientes al comer fresas. El ave no digiere las semillas y las expulsa, entre sus deyecciones, en algún lugar. Allí, las semillas podrán germinar o no. Supongamos que algunas lo hacen. Pero, mientras germinan, han de competir con otros elementos presentes en el suelo. Solamente alcanzarán el estado adulto, reproductor, aquellos individuos que posean un genotipo que haga de ellos unos seres adaptados que tendrán descendencia fértil. Sus flores generarán frutos con semillas que serán dispersadas por animales al comerlas. Pero ninguna semilla llevará el genotipo de la planta progenitora, ese genotipo se ha descompuesto en el mismo proceso de formación de gametos.

No obstante, la planta posee otro mecanismo de reproducción asexual, que le permite la formación de un clon todo lo amplio que pueda ser y con individuos poseedores del genotipo de la planta originaria, adaptada al lugar. La planta produce estolones, que son tallos rastreros con nudos y entrenudos que crecen a ras del suelo. Los nudos pueden formar raíces y de este modo la planta se propaga generando individuos, que también formarán flores, frutos y semillas. En conjunto forman un clon, y lo definimos, repito, como el conjunto de individuos que proceden de uno solo mediante reproducción asexual.

UNA PLANTA DOMÉSTICA QUE SE
REPRODUCE POR ESTOLONES


En la naturaleza hay diversos mecanismos que hacen las veces de reproducciones alternativas en las plantas que poseen esta estrategia. Rizomas y estolones son algunos de estos mecanismos. Nosotros mismos, cuando hacemos esquejes a partir de una sola planta, estamos haciendo un clon.

En ese clon hipotético del que hablo, cuando se forman semillas después de la gametogénesis previa, se genera una gran diversidad genotípica en ellas y se prepara la estrategia de colonizar hábitats nuevos. Por eso es necesaria tal diversidad genotípica, porque unas semillas estarán adaptadas a sus nuevos hábitats y otras no. Una vez llegados a esos lugares, las plantas que germinen en ellos, lo harán por poseer el genotipo apropiado, ya no precisan generar variabilidad y sí incrementar en número de individuos con el mismo genotipo. Para lograr este incremento, la estrategia asexual ha sido la favorecida por la selección natural.

Todo esto está comentado como dando intencionalidad a la selección natural, cuando sabemos que es completamente ciega en sus actuaciones. Pero puede ser una interpretación válida si queremos ver la difícil adecuación de los individuos ante situaciones adversas, cuando el tiempo "casi" no cuenta y las mutaciones apropiadas terminan por aparecer. Si no aparecen, se puede producir extinción. Pero como los casos que comento son relativos a especies vivas, podemos decir que esto es una historia de éxitos.


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viernes, 30 de septiembre de 2016

Dispersión de semillas 2

Si he de hablar de agentes que contribuyen a la dispersión de semillas, es obligado referirse al viento. También puede ejercer una efectiva acción dispersora de simiente, claro que si. Quiero comentar algunas actuaciones suyas, que son bonitas, pues nos hablan de mecanismos de adaptación. En este caso, al agente portador. Para que la dispersión sea efectiva, en las plantas se han tenido que estructurar mecanismos apropiados.



VILANOS DE DIENTE DE LEÓN

Uno de ellos son los vilanos. Propios tanto de árboles como de plantas herbáces, consisten en un penacho de filamentos plumosos sujetos a la simiente desnuda. Gracias a los filamentos, las semillas vuelan y llegan hasta grandes distancias. Como son estacionales, a veces su presencia nos indica la llegada de alguna, como en la película Amarcord, que celebraban la primavera por la presencia de vilanos en el aire. Éstos son vilanos del plátano, causantes de muchas alergias primaverales. Vilanos más inofensivos son los de muchas plantas de la familia de las compuestas, (ahora han cambiado de nombre), como el diente de león. La tradición popular se enzarza con ellos del mismo modo. Hay que pedir un deseo, y soplar fuerte. Si se desprenden todos los vilanos, el deseo se cumplirá. Como las velas apagadas en las tartas de cumpleaños. ¿Y si no se apagan todas? ¿Y si no se desprenden todos los vilanos? En este caso, ya se han echado a volar e inician el proceso de dispersión.
FRUTOS HELICOIDALES DE MEDICAGO



Otros frutos, que siempre me incomodaron de niño, son los de Medicago. Esta es una planta herbácea, con hojas lobuladas que, en cierto modo, me recuerdan a los tréboles aunque realmente no se le parecen mucho. Sus frutos consisten en una esferas de superficie con ganchos y aspecto helicoidal. Cuando maduran, el pedúnculo del fruto se seca y éste se desprende al menor movimiento. Puede pegarse, entonces, a las patas peludas de cualquier mamífero que pase cerca o a al cuerpo de una ave. Sea como sea, ese fruto molestará a su portador y, en cuanto pueda, lo soltará. La dispersión de las semillas que encierra está en marcha. 



Estos frutos son aquellas bolas, de tamaño similar a un garbanzo, que yo traía adheridas a mis calcetines cuando, siendo verano avanzado, iba de paseo por el campo. Tardé tiempo en saber que yo también había participado en la actividad dispersora de simientes.


FRUTO HELICOIDAL DE MEDICAGO
ES TRANSPORTADO POR EL VIENTO

Otras especies de Medicago no tienen espinas, pero tienen una estructura helicoidal desnuda que cuelgan en plantas con portes arbustivos. Cuando el viento, otra vez el viento dispersor, pasa con suficiente poder, es capaz de arrancar el fruto seco y transportarlo lejos, como si fuese una hélice que va volando gracias a la corriente de aire.

SÁMARAS DE ARCE

Hay árboles que disponen de otros frutos, alados, que permiten su dispersión por medio del viento. El arce tiene una especie de oreja, llamada sámara, y el olmo tiene un ala que rodea totalmente la semilla. También recibe el mismo nombre. Las sámaras de los olmos se desprenden en primavera, mientras que las de los arces son propias del otoño. En éstos, en los arces, es frecuente que los frutos se desprendan apareados, formando las llamadas disámaras.

SÁMARA DE OLMO

En Galicia tenemos una planta invasora que se dispersa gracias a semillas con vilanos. Es la Cortaderia. Cuando se utiliza en jardinería, al cuidado de sagaces especialistas, la planta no es peligrosa y es hermosa. Lo malo es cuando se deja que crezca a su aire. En Galicia se utilizó como mediana al inaugurar el primer tramo de autopista AP-9, de Santiago a A Coruña, hace unos cuarenta años, y ya ha invadido amplias zonas vecinas a la AP-9 y a la A-6. Que yo sepa, no hay medidas encaminadas a contrarrestar ese avance infectivo. Sus semillas, que disponen de una estructura similar a un vilano, viajan adheridas a toldos de camiones y otros automóviles. También, claro está, el viento hace de elemento de transporte y ya no es raro ver esta planta en lugares alejados de la A-6 y de la AP-9.

CORTADERIA

Hablando de dispersión de semillas, quiero comentar que hay una planta que no dispone de medio de dispersión, dependiendo de los humanos para hacerlo. Me refiero al maíz. Sus semillas están tan fuertemente adheridas al eje que las sostiene, que no hay modo de que se desprendan por sí solas. Además, en caso de que la arranque un ave, puesto que la semilla está desprotegida, el ave la digerirá.

MAÍZ, SIN MODO DE DISPERSIÓN

Creo que es la única especie que depende totalmente de los humanos para su mantenimiento en la tierra. Y si es así, es por motivos económicos, claro, no hay causas altruistas. 


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sábado, 24 de septiembre de 2016

Dispersión de semillas . 1

Podría decir que la naturaleza sigue sus ciclos y que ahora le toca descansar, preparar la hibernación y dejar todo previsto para que dentro de unos meses, al comenzar la primavera, pueda aparecer una nueva generación de seres vivos. Para nosotros, los humanos, es tiempo de cosechas porque entre los vegetales es época de aparición de frutos y por consiguiente, de semillas. 



En otoño me gusta echarme al monte y ver cómo todo ha ocurrido como tiene que ser. Difícilmente encuentro flores, en todo caso tardías, pero sí muchos frutos dispuestos a diseminarse y llevar las semillas a voleo, a donde caigan y contribuir de este modo al intento de expandir el área de distribución de la especie a la que pertenecen.


FRUTOS MADUROS

En esta época y en invierno, las bayas son los frutos más dotados para realizar esta función. Una función extremadamente importante, pues si las plantas produjeron flores, si se realizó la polinización de modo adecuado, si los ovarios y los óvulos fueron fecundados y maduraron, todos esos procesos han llevado a un final de éxito produciendo numerosas semillas. Ahora viene el final, sin el cual nada hubiese tenido razón de ser. Es preciso la diseminación de esas semillas para que lleguen al mayor número posible de lugares y germinen. Si eso ocurre y las plantas nacidas son fértiles, la especie sigue presente en los ecosistemas haciendo su papel biológico.


BAYAS 

Esto de la diseminación de semillas es un tema importante y el modo de hacerlo es muy variado. Se podría preguntar qué modo es el más eficaz, pero no es válida tal pregunta por ingenua. Para cada especie su método de dispersión es el más adecuado.


Muchos de esos modos se sirven de la ayuda que representan algunos agentes ajenos a las mismas plantas, como son los animales comedores de frutos. Vamos a una época, el invierno, en que los recursos alimenticios pueden escasear. La posibilidad de comer frutos ricos en nutrientes es algo altamente interesante para los animales. También para los vegetales es interesante que los coman, si dentro de esos frutos hay semillas que serán dispersadas con los excrementos de esos comedores. Las semillas deben tener una cubierta resistente a los jugos gástricos, pero la tienen. 


BAYA

Hay un tipo de fruto, la baya, que es muy conocida por todos nosotros. Consiste en un cuerpo esférico en cuyo interior hay cantidad de pulpa, nutritiva, y la semilla envuelta por un tejido muy duro. A esas semillas nosotros les llamamos “hueso”, como el hueso de la cereza, de la uva, etc. Bayas son las uvas, los higos, las cerezas y un largo etcétera. Las plantas que tienen ese tipo de fruto, tienen un procedimiento de diseminación que es similar en todos los casos. El animal, ave o mamífero, ingiere el fruto y con sus deyecciones expulsa la semilla, que no ha digerido. Normalmente, esta deposición la suele realizar en lugares alejados de aquel en que realizó su comida y, de este modo, está diseminando la semilla. 

Hay plantas con un porte que ayuda a esta función, como el majuelo y el cotoneaster, por citar algunos. Son arbustos de bajo porte y un enramado denso que es capaz de definir bajo ellos un cierto tipo de microclima con temperatura algo más elevada que fuera de su abrigo. En alta montaña, algunos micromamíferos se cobijan en esos abrigos. Disponen de temperatura más elevada que en el exterior y, además, cuentan con un elevado número de bayas cuyas semillas dispersarán a lo largo del invierno.

COTONEASTER EN EL MONTE

El acebo también tiene el fruto en baya. Muchos de estos frutos están adaptados para ser ingeridos por aminales herbívoros, que no beben agua y en su dieta normal llevan el aporte nutritivo que suple esta aparente falta hídrica en su dieta. Por ejemplo, los mismos vegetales comidos les suplen sus necesidades de agua. Si en Navidad algunos niños comen, como travesura, alguna baya de acebo que haya en su casa, pueden sufrir trastornos digestivos. No es que la baya sea venenosa, es que no es propia para una dieta omnívora, suplida, además, con ingesta de líquidos. Mal que le pese a mucha gente, la biología o la evolución no nos ha preparado para todo.

Hablar de acebo me lleva a pensar en muérdago, y recordar algo que puede parecer insólito y que voy a contar ahora. Hace años, el muérdago se puso de moda como motivo del consumo navideño. Siempre tuvo su aire de misterio por su relación con mitos druídicos, que ahora no vienen al caso, pero no puedo olvidar la hermosa escena de la sacerdotisa Norma cortando muérdago, mientras invoca a la Casta Diva.


ARBOL CON MUÉRDAGO

El muérdago crece como planta semiparásita en ramas de hayas y robles. En pleno invierno se nos muestran como matojos adheridos a las ramas desnudas de los árboles. Su fruto es blanco y pegajoso, de ahí su nombre. Viscum album. Cuando las aves se posan en los árboles, estos frutos se les pegan al plumaje e intentan arrancárselo. Terminan comiéndolo y lo dejan, entre sus excrementos, adherido a alguna rama. Allí germinará.


MUÉRDAGO CON SU FRUTO

Cuando los vendedores de plantas ornamentales conocieron este ciclo, pensaron que les resultaría muy sencillo imitarlo en invernadero, pero nunca les dio resultado. Ponían sobre las ramas, las semillas envueltas en excremento de ave. Ninguna germinó. 


MUÉRDAGO

Ahora saben que solamente germinan las semillas expulsadas por las aves entre sus heces, pues de algún modo, esas semillas para su germinación, necesitan ser estimuladas por los jugos digestivos del ave que ha comido el fruto.

En evolución conocemos casos similares de dependencia.

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