Nos dice la Mitología que Démeter era la diosa encargada de adornar y cuidar la superficie terrestre. Como tal, se preocupaba de las plantas, sus flores y sus frutos. Hacía su trabajo bien y con la aprobación de los demás dioses, que apreciaban su dedicación. Démeter tenía una hija de nombre Perséfone. Como corresponde a las muchachas protagonistas de historias, era muy hermosa a la par que virtuosa. Es decir, todo perfecto como debe ser en tan inmortales personajes.
Pero, siempre hay alguna adversidad, y aquí comienza la historia que relato, una vez que Perséfone recogía flores del campo, en el suelo se abrió una grieta y a través de ella la secuestró Hades, el dios de los infiernos, llevándola consigo a lo profundo. Las amigas de Perséfone, que no la defendieron, atestiguaron quién había sido el captor.
Démeter pidió justicia a Zeus, pero como a él este rapto le hacía gracia, desatendió las súplicas de la madre. Démeter se sintió sola y desprotegida. El dios la había decepcionado, como acostumbran a hacer los poderosos cuando algo va en contra de su comodidad.
EN INVIERNO, EL MONTE SUFRE LA AUSENCIA DE PERSÉFONE |
La diosa comenzó a errar por la tierra buscando ayuda y olvidando su cometido de jardinera terrenal. Como consecuencia de sus preocupaciones, los paisajes comenzaron a secarse, no había flores y el verdor escaseó. Al poco, también faltaron los frutos y fue cuando Zeus decidió que había que terminar aquel asunto, que comenzaba a ser desagradable en los jardines del Olimpo. También en toda la tierra, pero eso le preocupaba menos. A él y a los demás dioses lo que les preocupaba eran las cornucopias vacías de frutas.
Fue cuando llamó a Hades y obligó a devolver su hija a Démeter. Hades, que estaba enamorado de Perséfone, se resistía a obedecer el mandato. La niña quería volver con su madre y dijo a Zeus que, como prueba de su rechazo a Hades, no había probado ninguna golosina que él le hubiese ofrecido. Aquí estuvo el error de Perséfone, pues su raptor dijo que le había ofrecido granadas y ella había comido cinco. Se enfadó Zeus por haber sido engañado y castigó a la muchacha a permanecer con su madre cierto tiempo a lo largo del año, pero tendría que bajar a los infiernos a estar con Hades tantos meses como granadas había comido de su mano.
Así ocurre desde entonces. Cuando Perséfone está con su madre, toda la superficie terrestre es un jardín. Pero cuando baja a los infiernos a cumplir su castigo, Démeter se desentiende de su cometido y toda la naturaleza parece morir. De ese modo permanece mientras la niña permanece con Hades, pero todo parece resucitar en cuanto retorna a estar con su madre, pues ésta vuelve a cuidar el jardín terrenal con el esmero que siempre tuvo.
Así ocurre desde entonces. Cuando Perséfone está con su madre, toda la superficie terrestre es un jardín. Pero cuando baja a los infiernos a cumplir su castigo, Démeter se desentiende de su cometido y toda la naturaleza parece morir. De ese modo permanece mientras la niña permanece con Hades, pero todo parece resucitar en cuanto retorna a estar con su madre, pues ésta vuelve a cuidar el jardín terrenal con el esmero que siempre tuvo.
Hasta aquí el mito, que ya Homero nos lo relata en la Odisea. (Tiene años el mito…). Es uno de los primeros que nos habla de hechos recurrentes en la naturaleza, en este caso, la alternancia de invierno – primavera – verano. Yo lo considero científico, en el sentido de que representa un intento de explicar el entorno con los recursos disponibles, pera dar respuestas a quienes se formulan preguntas sobre él.
Por otra parte, este mito y sus personajes tienen diversos significados y derivados, pero no quiero comentarlos ahora.
Este mito gusta mucho y siempre que lo relato se escucha con atención, a pesar de saber todos mis oyentes que estoy contando una falsedad. Pero gusta. A mí me entra pena, mucha pena, al pensar que son bastantes quienes rechazan las explicaciones científicas y se acogen a interpretaciones de fábula, aún sabiendo que son falsas, pero cómodas de entender.
DÉMETER NO ANDA LEJOS... |
A veces entendemos como cultura el saber una o dos poesías de memoria (si son largas, más cultos). También, para ser culto es preciso haber visitado algún museo nacional y viajado por el extranjero, teniendo una opinión sobre lo que se ha visto. Todo eso está bien, faltaría más. Pero muchos no creen necesario saber en qué se basan las pruebas de ADN en temas judiciales, ni interpretar el concepto de ecosistema, ni el papel de la selección natural enunciado por Darwin y consideran ciencia ficción la teoría del big-bang. Todo eso, por citar unos cuantos casos, es casi despreciado por muchos al hablar de cultura general. Rechazan hablar de esos temas, casi riendo, diciendo que de eso no quieren saber nada. Creo que es preciso redefinir lo que entendemos por cultura general.
Hay que hablar más sobre este asunto, que me duele profundamente. Mientras, deduzco que Perséfone ya ha debido de regresar este año, pues me doy cuenta de que Démeter vuelve a cuidar de su jardín, para disfrute de todos nosotros.SIN DUDA, PERSÉFONE YA HA VUELTO |
Las fotos de campos floridos son de Demetrio Fernández Vaquero
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