Santiago está hermoso en esta primavera que nos ha tocado en
suerte. Pasear por las rúas es una de las cosas más agradables que se pueden vivir en estos días. Hay muchos escolares realizando viajes de estudios. Algunos de ellos, no tienen reparo en sentarse en el suelo para tomar notas de las explicaciones que reciben ante la Puerta de Platerías, por ejemplo. El interior de la Catedral es lo de siempre, pero nunca rutinario: la alegría de los presentes ante el reto cumplido y el saberse allí, en la meta soñada desde el comienzo de su Camino.
CLASE AL AIRE LIBRE |
Las calles lucen su hermosura. Es en estos días cuando mejor observo los adornos florales de las fachadas, pues las flores, desde hace mucho tiempo, se han utilizado como elementos ornamentales religiosos y profanos. La ornamentación floral de altares es uno de los ejemplos de este tipo de utilización, en la que no se huye de reglas de simetría, tal vez buscando, sin quererlo, un efecto más teatral al ornato.
SANA MEZCOLANZA |
Como elementos florales profanos, no podemos desdeñar la ornamentación de balcones y ventanas, que muchos, tal vez de modo ligero, relegan de manera exclusiva a Andalucía, sin fijarse que en nuestras tierras también son muy frecuentes estos tipos de adornos. Lo digo sin olvidarme de las hermosas fachadas rurales europeas, en las que, siempre, las flores marcan estilo.
ELEGANTE SOBRIEDAD |
Si paseamos con ojos avisados por calles gallegas, podremos ver múltiples casos de balcones y ventanas adornados con flores. Las rúas compostelanas también, no iban a ser menos. En esto de los adornos florales de pequeñas superficies, o de pequeños volúmenes, hay diversas tendencias que nos pueden servir como para indicar que también en esto hay modas.
Hay superficies adornadas con flores de un mismo tipo y color, que me ofrecen un aspecto de serenidad, mientras que otras aparecen como una mezcla anárquica de colores, tal vez indicando mezclas de sentimientos. Sólo es una apreciación personal y sujeta a todo tipo de críticas.
DESPREOCUPADAMENTE BONITO |
Es curioso lo que pueden representar los tópicos, pues muchos imaginan a Galicia como una tierra oscura y lluviosa; esos mismos se llevan una sorpresa, quiero creer que agradable, cuando encuentran una Galicia luminosa y sin lluvias. Los tópicos no nos han favorecido en esto ni en muchas otras cosas, pero eso ha sigo general, no sólo con nosotros.
Mientras, aconsejo a mis amigos que al pasear por las calles de Galicia, no solo las compostelanas, se fijen en la diversidad de flores y colores que adornan nuestros balcones y ventanas.
No dudo que también simbolizan nuestra alegría de vivir.