jueves, 27 de marzo de 2014

SOBRE SERES VIVOS: CARACTERES DE POBLACIONES

DIVERSIDAD A SIMPLE VISTA
Biológicamente, no es lo mismo una población de trescientos individuos que una de quince, por ejemplo. A veces, cuesta trabajo hacer comprender que el tamaño es importante en las poblaciones naturales, cuando sólo dependen de su propia vitalidad y contando con la adversidad que supone resistir a la selección natural, con todos sus componentes.

Para muchos, la selección natural viene a ser algo así como “la supervivencia del más fuerte” y no tienen en cuenta el montón de variables que coinciden en ella. Componentes que conocemos y, también, que desconocemos, que tal vez son los más.
MAS DIVERSIDAD

Pero hay algo que tenemos muy claro. Aunque el blanco de la selección natural es el individuo, quien sufre sus efectos biológicos es la población a la que pertenece. En biología, muchos procesos son de ese modo, que es sobre la población donde inciden los resultados de muchos procesos vividos por sus miembros. Por citar un solo ejemplo, los individuos no evolucionan, lo hacen las poblaciones a las que pertenecen.

Volviendo al inicio, podemos preguntarnos ¿por qué es importante el tamaño de la población? Por la posibilidad de poseer mayor cantidad de variabilidad genética, lo cual viene a ser un cierto seguro de permanencia.

¿Qué entendemos por variabilidad? Vamos a ver si soy capaz de explicarlo en pocas palabras. Todos sabemos que, entre los humanos existen, entre otros, cuatro grupos sanguíneos: A, B, AB y 0. Están determinados por diferentes alelos de un mismo gen. En eso consiste la variabilidad, en que para cada carácter (grupo sanguíneo en este caso), existan diferentes posibilidades de manifestarse, debido a que en las poblaciones hay diversos alelos determinantes de alternativas biológicamente válidas para ese carácter. Puesto que el gen determinante de los grupos sanguíneos presenta diferentes formas alternativas, decimos de él que es “polimórfico”.

Aunque cada individuo tiene un solo grupo sanguíneo, es la población la que posee varios, presentes en diferentes individuos pertenecientes a ella. A esta diversidad genética presente en muchos caracteres, es a lo que se llama variabilidad genética. Representa una gran riqueza biológica para la población, puesto que cada variable puede proporcionar a su poseedor
POBLACIÓN NATURAL
diferente adecuación en ambientes ligeramente diversos. Es decir, las poblaciones con mucha variabilidad pueden estar como mejor preparadas para posibles, e inciertos, cambios ambientales, pues no sería raro que alguna combinación de sus caracteres resultase adecuada para vivir en los nuevos ambientes generados por esos cambios.

A eso llamamos preadaptación, en el sentido de que es posible que, en cada generación, existan algunos individuos ya estén adaptados para algún tipo de cambio ambiental que se pueda producir.

Pero eso no puede ocurrir en poblaciones con quince individuos. Ni con treinta. La primera desventaja que posee una población que ha reducido su tamaño, es haber perdido variabilidad genética. Por lo dicho antes, si hay menos variabilidad genética, habrá menor preadaptación y las posibilidades de supervivencia serán menores.
POBLACION NATURAL
La variabilidad genética es una riqueza grande para una población. Es consecuencia de años, y generaciones, produciendo individuos, algunos de los cuales salen airosos de los efectos de la selección natural. Durante todas esas generaciones se han producido mutaciones que están presentes en la población, escondidas bajo el estado de alelos recesivos, pero que en algún momento, y debido a múltiples causas, pueden manifestarse ante la selección natural.

Si los componentes ambientales no han cambiado, con mucha probabilidad ese nuevo aspecto puede ser eliminado pronto. Si acaso esas condiciones se han modificado, puede ser que esa nueva forma sea favorecida. O no.

Pero para que aparezcan nuevas formas, que es el paso previo a la subsistencia de la población, ha sido preciso que antes hubiese existido variabilidad genética sustentada en un amplio número de indivíduos.

sábado, 22 de marzo de 2014

SOBRE SERES VIVOS: POLEN EN EL AIRE


MANZANOS EN FLOR
Ahora sí que la primavera ha venido y no sabemos cómo ha sido. De un día para otro, los árboles han explotado con una floración exuberante que llena de alegrías, y a veces de olores, las calles y los campos. Son flores abiertas, con los estambres ofrecidos a cualquier brisa leve que pueda transportar su polen a otras flores y así poderlas fecundar.
Una fecundación muy aleatoria, pues depende de múltiples variables como pueden ser, entre otras, la dirección del viento en los días en que las flores están maduras y el mismo hecho de que se haya producido esa madurez.
El aire está lleno de esas partículas microscópicas en movimiento continuo, llevadas de un sitio para otro, hasta que llegan a caer, a veces en lugares apropiados. Lugares apropiados son, en este caso, los estigmas maduros de su misma especie, solo esos.
Como la probabilidad de que ocurra tal cosa es muy pequeña, las plantas
OFRECIDAS AL AIRE
generan muchísimos granos de polen, que son sus gametos masculinos. Todos los seres vivos, animales y vegetales, son altamente productores de gametos masculinos. No así en lo que respecta a los femeninos, ese es otro proceso en el que la naturaleza, también en animales y vegetales, se comporta de modo más parco.
Pero a lo que voy. En estos días el aire está lleno de polen que viaja de un lado para otro, llevado por corrientes de aire. Puede caer en nuestras vías respiratorias, generando esas tremendas alergias primaverales a las que son proclives tantas personas.
Ha llovido y los charcos que se han formado, muestran sus bordes amarillos debido a la presencia en ellos del polen depositado por las aguas de lluvia. En algunos casos es impresionante la cantidad de polen que aparece, y que podemos apreciar por la intensidad del color amarillo y su distribución en los suelos de las ciudades.
Siempre me asombran esas manchas producidas por minúsculos granos de
MANCHAS DE POLEN DONDE HUBO CHARCOS
polen, tal vez millones en cada charco. Caídos, ya no cumplirán con su función biológica de fecundar flores de su especie. Y cada grano lleva un genoma completo de la especie que lo ha producido, con el gasto biológico que supone tanta síntesis.…
Asombroso para nuestro modo de ver las cosas, en que casi todo se mide por criterios de rentabilidad inmediata. En la Naturaleza, el criterio es el mantenimiento de la especie a lo largo de las generaciones. Ese es el éxito biológico de una población.
 POLEN EN LO QUE FUE UN CHARCO
No hay duda de que si se produjese menos polen, el ahorro energético sería mayor para la planta que lo produce, pero las posibilidades de alcanzar unos órganos femeninos por parte de esos pocos granos de polen, serian mucho menores. A cuenta de un ahorro energético por parte del individuo, las poblaciones estarían en peligro de extinción. Ya he comentado en otros artículos que, en lo referente a reproducción, el organismo tiene unos deberes hacia la población a la que pertenece y el fundamental es contribuir a su mantenimiento.
¿Y ese polen caído? Ese polen de alto valor nutritivo que se perderá... Nadie dice que se perderá. Los vegetales forman parte de ecosistemas en los que hay cadenas nutritivas perfectamente definidas. Al poco tiempo de haber caído al suelo, horas tal vez, los componentes bioquímicos del polen habrán servido de nutrientes de organismos que ya los habrán incorporado a sus respectivos metabolismos.
En la Naturaleza no se pierde nada.
  

viernes, 21 de marzo de 2014

POR EL CAMINO DE SANTIAGO. (XXXIX) VESTIGIOS COMPOSTELANOS EN SEVILLA

En estos días pasados, y con motivo de una entrañable fiesta familiar, he estado un tiempo en Sevilla y me he dedicado a una actividad muy placentera para mí, como es callejear por su amplio casco histórico. Pero en esta ocasión no me he dejado llevar por el albur, mas bien busqué indicios del Camino de Santiago en aquella ciudad. Un amplio vestigio, una realidad más bien, presente en la ciudad bética que está allí, para quien lo sepa ver o buscar.


ENTRANDO AL PUENTE DE TRIANA, A LA DERECHA

Tal vez acostumbrados a ver en el suelo placas de bronce con el emblema del Camino, nos sorprenda el modo en que la encontramos justo a la entrada del Puente de Triana, a mano derecha. La sorpresa viene del hecho de que no es de bronce, sino de piedra y el desgaste producido por las pisadas ha borrado relieve en ella. No obstante, allí está la indicación de que estamos en otro Camino de Santiago. En este caso, el de la Vía de la Plata.

Paseando varios amigos y familiares, nos encontramos con un acogedor restaurante de nombre que evoca la Semana Santa. Unos muchachos muy jóvenes atienden con profesionalidad a quienes estamos allí. En una vitrina del comedor, el propietario, otro muchacho, expone sus cosas más entrañables: Una imagen de la Macarena, evocaciones sevillanas y su Compostelana, enmarcada en dorado. Nos llena una agradable sensación de estar en casa, entre los nuestros. Charlamos y nos comenta que ha hecho el Camino cinco
VITRINA DEL COMEDOR. LA MACARENA CON MANTILLA
EVOCACIONES SEVILLANAS Y LA COMPOSTELANA
DIGNAMENTE ENMARCADA
veces. Comprobamos que tiene unas opiniones muy coincidentes con las nuestras en relación a rutas, lugares, hosteleros y demás. Sus quejas son las que ya recoge el Calixtino hace mas de ocho siglos, cuando se refiere a los mismos lugares, ambientes y hosteleros. Su ruta preferida es la de la Plata, tal vez por estar menos masificada y, por tanto, parecerle como más auténtica. En el Camino Francés encuentra a mucho usuario que camina sin saber muy bien por qué lo hace, tal vez porque está de moda caminar o debido a que es una actividad más de un consumo, digamos, inmaterial. La masificación hace que algunos lugares parezcan parques temáticos y hayan perdido parte de su encanto original. Es su opinión, repito que coincidente con la mía. Y me alegra encontrar tan lejos a personas que no sólo han hecho el Camino, sino que han reflexionado acerca de lo que tenían ante sí. Quedamos en vernos en Santiago. 

ESCUDO DE LA HERMANDAD
DEL AMOR
Pero le peregrinación a Santiago de Compostela a través de cualquiera de las numerosas vías que llevan a su Catedral, no es la única manera canónicamente establecida para lucrarse con las gracias de su Año Santo. Desde 1601, la Hermandad del Cristo del Amor, con sede en la parroquia del Divino Salvador de Sevilla, y que en este tiempo sale en procesión el Domingo de Ramos al caer la tarde, mantiene una tradición que nace de la bula del papa Clemente VII. Según esta bula, es posible ganar el Jubileo del Año Santo Compostelano (cuando así se celebra en Compostela), participando en la función especial que la Hermandad celebra en honor de uno de sus titulares, Santiago Apóstol. La vinculación de la Hermandad con el Apóstol es tal, que la cruz jacobea figura en su escudo. El Cristo del Amor es un hermoso crucificado, obra de Juan de Mesa, que podemos ver en la parroquia en un altar situado a la derecha del altar mayor.

Eran otros tiempos, cuando se le otorgó este privilegio a la Hermandad. Las vías eran peligrosas, los caminos difíciles y caminar una aventura sin tener muy asegurado el retorno. En este sentido, el privilegio representaba un gran favor a todos quienes, estando en la comarca de Sevilla, querían beneficiarse de las gracias compostelanas.

Hoy son diversas las páginas web en las que se reflejan las actividades de diferentes asociaciones sevillanas vinculadas al Camino de Santiago. Dejo direcciones de algunas, aunque hay muchas mas. Es bonito ver en ellas cómo, aunque las implantaciones son diferentes, el espíritu del caminante es el mismo.


http://www.viaplata.org/

http://caminodesantiago.consumer.es/los-caminos-de-santiago/via-de-la-plata/

jueves, 6 de marzo de 2014

SOBRE SERES VIVOS. TAMAÑOS DE POBLACION

LA CAUSA DE LA
REFLEXIÓN
Reunidos unos amigos, charlamos de temas relacionados con el medio ambiente de Galicia. Uno de ellos, bien intencionado, comenta que, en los Ancares, el urogallo “ya” no está en peligro de extinción, pues hay unos veinte ejemplares por la sierra. Biológicamente, me parece una población pequeña, pero para tener más datos pregunto que cómo se distribuyen esos veinte por sexos. Mi amigo, algo picado, comenta con retranca que “salió el biólogo…” La conversación cambió de tono, siempre cordial, pero ya no era lo mismo.

Una cosa es el tamaño censal de una población. Es decir, el número de individuos que encontramos después de realizar un censo y que simbolizamos como N. Tiene importancia biológica pues ese tamaño viene determinado por variables como territorialidad, disponibilidad de recursos, número de predadores y demás factores que pueden incidir en su biología. El número de individuos que puede haber en un territorio no es ilimitado.
ABEDULES JUNTO AL RÍO MIÑO



Pero esos veinte urogallos (es un decir) que hay en los Ancares, deberían de constituir una población biológica. ¿Es así? Primero conviene comentar lo que en biología entendemos por “población”, un concepto muy operativo.



Para los biólogos, una población es un conjunto de individuos de la misma especie que comparten espacio, tiempo y algunas más características biológicas que determinan una alta cohesión reproductiva y ecológica. Indudablemente, los miembros de una población se reproducen entre sí y tienen hijos fértiles. El requerimiento conceptual y funcional de que se produzcan hijos fértiles implica que esa población es capaz de autoperpetuarse sin necesitar ayudas externas de ningún tipo para hacerlo.


POBLACIÓN DE ELEFANTES

Entramos en terrenos evolutivos al decir que una población debe (en términos biológicos) originar la siguiente. Esto garantiza, dentro de lo que cabe, la perpetuidad de esa población en ese hábitat. Pero para que se produzca ese proceso, cada población debe reproducirse. A la población le resulta indiferente hacerlo, pero es fundamental para la especie a la que pertenece. En urogallos (como en todas las aves, mamíferos y muchas otras especies animales y vegetales), la reproducción es sexual, es decir, implica machos y hembras. Por eso yo preguntaba que, dentro de la población censal de 20 urogallos, cómo se repartía este censo entre machos y hembras. Es aquí donde aparece el concepto de “tamaño eficaz de población” (Ne), que viene a decir a cuántos individuos reproductores equivalen los 20 (censados) de los que nos hablaba mi amigo.

Existen fórmulas para calcular este tamaño eficaz. Todas ellas tienen en cuenta el número de machos y de hembras, además de factores influidos por el modo de reproducción. Y en todas, el número de machos y el de hembras aparecen como un producto, de modo si una de las cantidades es igual a cero, el total también lo es. Si todos son machos, (hembras = cero) o todas hembras (machos = cero), el tamaño eficaz es cero. Cuando el tamaño es cero, la población está abocada a la extinción, para comprenderlo no hace falta aplicar fórmula ninguna. En esas fórmulas es fácil ver que, dentro de un tamaño censal dado, el valor máximo se produce cuando el número de machos es igual al de hembras.

Una fórmula, sencilla, frecuentemente utilizada para calcular el tamaño eficaz de una población es la siguiente.
               
                    (nº de machos) x (nº de hembras)
Ne = 4  x   ---------------------------------------------
                     (nº de machos) + (nº de hembras)

Si la utilizáis con diversas variaciones de números de machos y hembras, aplicándola a los veinte urogallos que decía mi amigo, veréis que el valor máximo se corresponde a cuando el número de machos y de hembras son iguales. En este caso, diez. La fórmula tiene sus limitaciones biológicas, pero es utilizada por su inmediatez.

¿Porqué el calificativo de eficaz? Porque se define en términos evolutivos, desde el punto de vista de permanencia de la población en un territorio dado. Esos individuos, los reproductores, serán los que transmitan sus genes a la generación siguiente y quienes contribuirán a que ésta permanezca viva. En cada generación, son los biológicamente eficaces en la tarea de contribuir al mantenimiento de la población.

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viernes, 28 de febrero de 2014

SOBRE SERES VIVOS: TIEMPO DE CASTAÑAS

ESTAMOS EN OTOÑO
En Galicia, hablar de tiempo de castañas es dar rienda suelta a multitud de recuerdos mezclados con hechos actuales, pues la tradición sigue viva.
Estamos en la plenitud del otoño, con sus atardeceres dorados, aunque los días son notoriamente más cortos. Recuerdo esos días de San Floilán, soleados pero ya con fresco en los lugares de sombra, por no hablar de las San Lucas, algo después en el mismo mes, en las que ocurre tres cuartos de los mismo.
El verano ya es recuerdo y las últimas fiestas del año van transcurriendo con la puntualidad que marcan los calendarios. Aún vendrá la feria de santos en Monterroso, con aires de despedida. Después de ella, las celebraciones de San Martiño repartidas por toda nuestra geografía nos llevarán a un invierno profundo hasta llegar a San Antón Lacoeiro, bien entrado el mes de enero. Que yo recuerde.
En todas estas fiestas hay productos gastronómicos consagrados, como el pulpo en San Froilán, pero no es mi intención hablar de particularidades locales. Prefiero hablar de un producto que en esta época reina en todos los rincones de Galicia, como la castaña.
FLORES MASCULINAS
Los que saben de eso, nos dicen que fueron los romanos quienes trajeron con ellos estos árboles, que pronto se aclimataron a nuestras tierras. Su fruto, la castaña, fue fundamental en la nutrición humana, hasta que la patata la suplantó de modo mas saludable, aunque tendría que llegar el siglo XVIII para que tal cosa ocurriese.
Los castaños son consustanciales del paisaje en las provincias de Lugo y Ourense, donde encuentro la flora más autóctona. Los inviernos nos muestran los árboles desnudos y, conforme avanza la primavera y el verano, podemos asistir a su lenta maduración
LAS FLORES MADURAS.
ES PLENO VERANO
. En marzo y abril, se llenarán de hojas. En julio sus flores masculinas, más llamativas que las femeninas (el mismo árbol tiene flores masculinas y femeninas), darán la sensación de que el árbol está cubierto por telas de araña amarillentas, y ya no veremos nada más de su proceso biológico anual, hasta que nos encontremos con los frutos, los erizos, en tierra, maduros con sus castañas brillantes y como ofrecidas, mientras los árboles van adquiriendo una hermosa tonalidad dorada antes de que caigan las hojas.
Ante esa oferta, nos llenamos de alegría y comienzan unas fiestas populares con siglos de historia a cuestas: los magostos, que consisten en comer castañas asadas regadas con vino joven. Son fiestas propias, claro, de lugares con castaños, aunque ahora se quieren extender a lugares huérfanos de estos bosques- En los magostos nos encontramos amigos, vecinos y familiares. Son fiestas callejeras o celebradas en patios o alrededor de lareiras en casas antiguas. Como ocurre en las hogueras de San Juan, siempre son buenas ocasiones para convivir, actividad que se va olvidando. Las tardes frescas nos obligan a acercarnos al fuego que va asando las castañas.
En las ciudades, el tiempo de castañas también se manifiesta por la presencia de carritos que imitan
ASANDO CASTAÑAS, RECLAMO DE
NIÑOS Y NO TAN NIÑOS
una máquina de tren, no conozco la causa, en cuyo

interior hay un brasero que asa castañas, que serán vendidas a los viandantes. En Santiago, en Porta Faxeira no es raro ver colas de estudiantes esperando turno para comprar su cartucho.
Comento esto, tan supuestamente alejado de la biología, porque es una fiesta basada en la cita inexorable con la Naturaleza. Todos los otoños nos ofrecerá, generosa, sus frutos. Esa Naturaleza que a veces olvidamos, nunca es anárquica en sus ciclos y en sus manifestaciones y nosotros estamos acomodados a esas citas, tal vez sin darnos cuenta de su regularidad. 
Son múltiples las fiestas que en Europa se hacen con motivo de la aparición anual de productos naturales, en cada sitio los suyos, pero siempre puntuales. 
Hablaré de algunos más porque me resulta muy bonito comprobar cómo hemos ido adaptando sus ciclos a nuestros calendarios. O viceversa. Muchas veces casi sin darnos cuenta. Del modo más natural.

jueves, 20 de febrero de 2014

SOBRE SERES VIVOS: EL VITALISMO

Cuando Newton descubrió que todos los seres estaban sujetos a la acción de una fuerza a la que llamó gravitación universal, (la gravedad), muchos estudiosos de animales y plantas indicaron que éstos, los seres vivos, también estaban sujetos a una fuerza interior, que era la que les proporcionaba la energía suficiente para poder desarrollar sus actividades y, de esta manera, poder vivir.

A esta fuerza, de naturaleza indefinida, se le llamó fuerza vital y vitalismo a la doctrina que la propugnaba. Según esta teoría, la vida era mucho más que una serie de reacciones físico-químicas y no podía ser explicada mediante leyes mecánicas. La vida estaba organizada por una fuerza superior, la fuerza vital, que no sólo organizaba, también coordinaba.
COMPUESTO ORGÁNICO
Según esta doctrina, la química de los seres vivos consistía en una serie de reacciones de compuestos especiales en los que de modo inefable radicaba la vida. Eran sintetizados exclusivamente por los mismos seres orgánicos, siendo imposible sintetizarlos en laboratorio, pues nunca se les podría insuflar su capacidad de generar actividad biológica. Puesto que eran los compuestos de los organismos vivos, su estudio constituyó la química orgánica, diferente de la que estudia los seres inertes, que recibió el nombre de química inorgánica.
Esta doctrina tuvo sus defensores en los siglos XVII y XVIII. A principios del siglo XIX comenzó a decaer perdiendo adeptos hasta llegar al siglo XX en que, salvo alguna escuela alemana, ya nadie tenía en cuenta el vitalismo por varias razones.
UREA. SU SINTESIS EN LABORATORIO
SUPUSO UN DURO REVÉS PARA EL VITALISMO
Una de ellas, y no la menos importante, es que en el año 1828, y contra uno de sus principios doctrinales, se sintetizó urea en laboratorio. Hubo que despedirse de la idea, esencial en el vitalismo, de que los compuestos orgánicos sólo se sintetizan mediante el metabolismo de los seres vivos, nunca en laboratorio. Al poco tiempo de haberse sintetizado la urea, hubo muchas más substancias propias de los seres orgánicos, que también fueron sintetizadas en laboratorio.
Por otra parte, muchos de los fenómenos y procesos biológicos, anteriormente atribuidos al vitalismo, a comienzo del siglo XX eran perfectamente explicables mediante leyes físico-químicas. Se suponía que los fenómenos que permanecían sin explicar, pronto lo serían conforme progresasen los conocimientos generales, como ocurrió.
LOS SABIOS DE HOY NO SUELEN RECURRIR
A ENTES EXTRAÑOS
Hoy vemos al vitalismo como algo romántico, sin base científica, pero con muchas posibilidades de generar teorías populistas basándose en la falsedad de presentar hechos supuestamente probados científicamente, pero sin decirnos nunca ni dónde se han probado ni dónde están publicados esos resultados.

También, cómo no, estos falsos científicos se basan en la bondadosa, y pusilánime, credulidad de muchos.

domingo, 16 de febrero de 2014

SOBRE SERES VIVOS: LA NATURALEZA DESPIERTA

A mediados de febrero, como estamos hoy, comienzan a despertar los seres que viven en la Naturaleza. No digo resucitan, pues para eso tendrían que haber estado muertos, y no ha sido así. Decir dormidos puede que sea mas preciso, aunque el adjetivo siga siendo confuso.

Aprovechando el día de tregua entre vendaval y ciclogénesis, he andado por el campo y, la verdad, cuando quien pasea por él le tiene cariño, hoy era un día para disfrutar.
RIO MIÑO DESBOCADO
Algunos árboles comienzan a florecer. No faltará quien diga que qué raro eso de que florezcan con el frío que hace. De nada vale que se les diga que no es el calor el que influye en esa actividad, sino el ritmo de ciclos alternantes de luz y obscuridad. Ritmos de días y noches. Cuando empiezan a estar a favor de ciclos mas largos de luz, las plantas despiertan. No sé cuál es el mecanismo molecular capaz de responder a estos estímulos, qué moléculas pueden llevar el control de las duraciones de cada uno de los ciclos y, al llegar éstos a unos niveles determinados y prefijados, desencadenar la respuestas que terminarán en la floración y posterior desarrollo fisiológico, hasta llegar a producir el fruto cuando el otoño esté en puertas. Es un proceso largo, pero sincrónico en todos los árboles de la misma especie.
FLORES DISPUESTAS PARA POLINIZAR Y SER POLINIZADAS
Y CAPULLOS POR ABRIR
Allí, en Xustás, junto a un río Miño con aguas desbocadas por las últimas lluvias, los frutales empezaban la aventura biológica de este año. Completamente desnudos  aún de hojas, sus corolas ya están abiertas, como corresponde a flores que serán polinizadas por el viento, con los estambres y pistilos expuestos a la más mínima brisa que transporte el polen desde un árbol a otro árbol. Por eso todos los árboles deben tener sus flores en el mismo punto del proceso de maduración floral, y hablo de sincronismo en ellos. Para que el polen procedente de un árbol encuentre maduro al pistilo de una flor asentada en otro. Aquellas que florezcan antes o más tarde, quedan fuera del proceso de reproducción cruzada y son diana de las actuaciones de la selección natural.
Pero todas estas consideraciones no son más que explicaciones de un hecho que está a la vista de quien lo quiera ver. Algo hermoso y que siempre me sorprende, no por repetido ni por presentido. Algo que tiene sus causas próximas y remotas.
Las causas remotas de que los árboles frutales florezcan, se van hasta los albores de la vida y a los reiterados procesos de mutación y selección natural hasta ir conformando el mundo tal como lo apreciamos hoy. Esto no quiere decir que hayan terminado esos procesos evolutivos, si bien hoy las formas y los modos estén muy fijados.

Las causas próximas de ese florecimiento que hoy he visto en los frutales de Xustás, se resumen en que la primavera ya está en puertas y, respondiendo a su llamada, la vida despierta.

viernes, 14 de febrero de 2014

SOBRE SERES VIVOS: EL AZAR, ACORRALADO

A partir de mi anterior artículo, tal vez pueda generarse la impresión de que creo que algunos fenómenos naturales, como la emergencia de caracteres, no se pueden estudiar. Nada más lejos de mi opinión, si bien creo que hoy por hoy no existen métodos para hacerlo de modo científico. Pero los habrá.
Uno de los grandes retos de quienes quisieron interpretar el entorno fue el de explicar la causa
BACO JUGABA MALAS PASADAS
de los fenómenos que en él se producen. En épocas pasadas, se atribuyó a los dioses el ser los artífices de todo. Así, cuando Eolo soplaba, había viento cuya fuerza dependería de su capricho. Cuando no se sabía nada del alcohol etílico ni de su presencia en el vino, ni mucho menos de la facilidad con que pasaba de éste a la sangre de quien lo ingería, las borracheras eran efectos de travesuras del dios Baco. Si dormíamos, era gracias al favor del dios Morfeo. Podría seguir contando efectos divinos sobre múltiples acciones nuestras, pero en este momento no es mi intención.

DEMASIADAS VECES LA CAUSA FUE EL AZAR
Mas tarde, cuando atribuir a los dioses la causa de los fenómenos cayó en decadencia y los hombres de ciencia buscaron los orígenes naturales que los provocaban, muchas veces se recurrió al azar como última explicación causal de los fenómenos. En realidad, atribuir al azar esas causas era una forma elegante de esconder la propia ignorancia. Muchos fenómenos atribuidos al azar hace apenas cincuenta años, hoy son perfectamente predecibles. Y predecir con éxito un fenómeno, indica que se conocen sus causas y las variables que las rigen.
Para mi, siempre ha sido motivo de reflexión que existan sabios que no quieran admitir la propia ignorancia en temas ajenos a lo que estudian. Otra cosa es qué entendemos por sabio. Tal vez ese concepto esté trasnochado y sólo sea aplicable a personajes del pasado, con saberes enciclopédicos, pero no hoy, cuando hay maestros que saben muchísimo sobre cosas puntuales, pero que pueden ser grandes ignorantes de otras materias.
Voy a exponer algunas cosas protagonizadas por eximios sabios.
- En la década de 1940, uno dijo que ya no quedaba nada por descubrirl
- Cuando en 1906 se concedió el Premio Nobel de física a Niels Bohr por su contribución al conocimiento del átomo, no faltó quien dijera que se premiaba un trabajo inútil.
- Cuando en 1962 se concedió el premio Nobel a J.D.Watson, F.Crick y M.Wilkins, tampoco faltaron quienes lamentaron el que se premiase la inutilidad de sus estudios.
- Un Premio Nobel de medicina, anunció que pronto toda la biología no sería mas que biología molecular, demostrando saber poca biología.
No voy a comentar estos hechos protagonizados, seguramente de buena fe, por eminentes hombres de ciencia.
¿Sabemos mucho? Es una pregunta simple, que pocos se plantean. Personalmente, creo que es mucho más lo que ignoramos que lo que conocemos. A la ciencia le corresponde ir interpretando el entorno en función de los conocimientos que se poseen en cada momento. Ya no es Eolo quien sopla, ni Baco quien juega con nosotros, ni Morfeo quien nos lleva en sus brazos. El azar va siendo acorralado como causa de muchos fenómenos y, como dijo Einstein, “Dios no juega a los dados” pera eliminar a Dios como causa de fenómenos aleatorios.
DIOS NO JUEGA A LOS DADOS
Creo que muchos científicos estudian cosas cotidianas, intentando explicarlas de modo que conozcamos mejor el entorno en el que nos movemos. Otros, a veces con espíritu más aventurero, se adentran en el difícil camino de buscar las causas de algunos fenómenos que aún nos resultan inexplicables. (Las causas, las causas, las causas, siempre las causas en ciencia). A los no científicos les apasiona conocer las causas de todo cuanto nos rodea y demandan explicaciones a quienes se dedican a la ciencia.
Ante fenómenos que no se pueden explicar con nuestros conocimientos actuales, he visto varias posturas por parte de hombres de ciencia. Unos dicen que son fenómenos inexistentes e intentan ridiculizar a sus defensores. Otros menosprecian las interpretaciones que puedan surgir a partir de otras culturas. Otros dicen desconocer sus causas, que existen pero que aún no se pueden estudiar, pues incluso no se dispone de métodos para hacerlo de modo adecuado, pero que esos fenómenos representan un reto para el estudio.

Me quedo con estos últimos.

jueves, 6 de febrero de 2014

SOBRE SERES VIVOS: EMERGENCIA DE CARACTERES

Decía Aristóteles que el todo es más que la suma de las partes. Hoy consideramos a Aristóteles como el padre de la biología clásica y, hasta la irrupción de la biología molecular, podíamos decir, sin temor a equivocarnos, que todas las ciencias biológicas nacían de las observaciones y comentarios suyos.

AGUA, QUIÉN LO DIRÍA...
Como decía el filósofo ateniente, en los sistemas organizados naturales pueden aparecen propiedades propias del sistema, que no se pueden predecir a partir de las propiedades de sus componentes. Son completamente nuevas y desaparecen al disgregar al sistema para llegar a sus componentes estructurales. Por ejemplo, el agua sin ir mas lejos y utilizando un compuesto conocido por todos. Nadie que no la conociese, podría predecir sus cualidades, propiedades o comportamiento físico-químico, por mucho que conociese al oxígeno y al hidrógeno.
A esa aparición de caracteres inesperados, o no deducibles a partir de los componentes, es a lo que se llama emergencia, y de ahí aparece el concepto de caracteres emergentes.
NEURONAS. DE SU NUMERO Y RELACIONES
EMERGEN CARACTERES
La emergencia de caracteres ocurre con frecuencia en los compuestos químicos, como el agua que he mencionado antes, pero también en otros compuestos inorgánicos y orgánicos. Los más relacionados con las actividades vitales, tales como la mencionada agua, el anhídrido carbónico, la glucosa y los genéricamente llamados principios inmediatos, presentan una gran cantidad de caracteres emergentes, todos ellos impensables a partir de sus componentes pero fundamentales para contribuir a las actividades biológicas.
Desde el punto de vista biológico, algunos caracteres importantes para nosotros, como el psiquismo, la memoria o comportamientos de los organismos atribuibles al sistema nervioso, como actos reflejos, pueden tener su base no en órganos determinados, sino emerger como consecuencia de algunos tipos especiales de neuronas o, incluso, de su número o de otro tipo de estructuras.
ENJAMBRE
Por otra parte, la paleontología induce (sólo induce) a pensar que algunos caracteres morfológicos no son consecuencia de mutaciones de genes concretos, sino que más bien aparecen como consecuencia de muchas mutaciones acumuladas simultáneamente, todas ellas incidiendo en estructuras morfológicas relacionadas. Por ejemplo, (solamente es un ejemplo), algunos rasgos de cabezas de mamíferos serían consecuencia de muchas mutaciones que afectasen a diferentes pares de esas cabezas, pero ninguna de ellas afectaría a la morfología concreta, que realmente no estaría regida por genes. Ésta, la forma concreta de la cabeza “emergería” como consecuencia de las mutaciones sencillas de varios y diferentes genes, todos ellos afectado a caracteres que se expresen en dicha estructura.
No es mucho lo que se sabe acerca de esta situación, pero siempre que se dan complejos estructurados, emergen los mismos caracteres. Es decir, no son cosas aleatorias.
MANIFESTACIÓN
Los enjambres tienen sus propiedades emergentes, con comportamientos fijos por parte de cada uno de sus miembros. Tan rigurosos son esos comportamientos y tan estructurados, que no faltan biosociólogos que pretenden considerar como individuo a cada una de las colmenas. Para aceptar esta propuesta, sería preciso replantearnos qué consideramos como individuo. Pero ningún biólogo ha rechazado esa propuesta de los biosociólogos. Nadie la ha rechazado, pero tampoco nadie la ha aceptado, mas bien ha quedado como postura extravagante que nos recuerda que, en biología, nada hay fijado ni considerado de modo definitivo.
Cada idea que tenemos, y que consideramos definitiva, vemos cómo se nos desvanece conforme vamos profundizando en los estudios y, por consiguiente, ampliando nuestros conocimientos. Un proceso dinámico muy interesante de observar, de vivir.


jueves, 30 de enero de 2014

SOBRE SERES VIVOS: SIN COSTUMBRES ASESINAS

 Este artículo lo publiqué aquí hace algo más de un año. Algo modificado, lo traigo de nuevo a este bloque de consideraciones que estoy escribiendo acerca de los seres vivos.
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Veo en televisión un programa sobre Naturaleza y hablan de "costumbres asesinas" en los animales. Mientras, se ofrecen al espectador imágenes de animales atacando y persiguiendo a sus presas.
PREDADOR Y PRESA

Pienso que no se debe hablar de un modo tan fuera de lugar, pues es necesario ir con cuidado para dar a las cosas, y a los procesos, el nombre que les conviene. En la Naturaleza no hay asesinos, pues nadie mata a nadie con premeditación, alevosía ni con otras modalidades perversas.
Eso sólo es patrimonio del hombre, pues en la Naturaleza se mata para vivir, para nutrirse. Y nada mas. Ni siquiera hay muertes que pudiéramos calificar como "en defensa propia". Para defenderse, los seres vivos han desarrollado mecanismos que "enseñan" a quienes les atacan que conviene no repetir la agresión. Para conseguirlo, provocan que en sus posibles predadores aparezcan los oportunos actos que genéricamente conocemos como reflejos condicionados.
ORTIGA. PRODUCE REACCIONES
ALERGICAS
También en algunos vegetales, aparentemente indefensos, no son pocos los agentes bioquímicos que provocan reacciones de tipo alérgico en los animales herbívoros que intentan comerlos: los efectos urticantes de las ortigas funcionan de esta manera. Del mismo modo, las agujas de silicio o de carbonato presentes en no pocas gramíneas, les pueden servir para satisfacer esas necesidades de defensa, así como las espinas de los cactus. Por no hablar de otros mecanismos más complicados, como sería el de aquellas especies que, si bien son inofensivas, adoptan morfologías semejantes a las de otras especies poseedoras de mecanismos de defensa (se conocen como mimetismo estos tipos de defensa). Pero ninguna planta tiene mecanismos que maten a su posible predador, cuando menos en las dosis en que éste la come. Otra cosa ocurre cuando el hombre se mete por medio de todo, aplicando sus conocimientos (con todos mis respetos, diré que suelen terminar siendo un desastre). Capítulo aparte lo constituyen las plantas carnívoras, que deben ser consideradas como predadoras.
MIMETISMO
También en animales aparecen mecanismos de defensa, que básicamente consisten o en escapar o en esconderse. Hay animales que corren mucho, pudiendo desarrollar velocidades asombrosas. Otros no corren a gran velocidad, pero lo hacen describiendo trayectorias sinuosas, o suben a los árboles, o hacen cosas raras con tal de conseguir huir de su perseguidor. Hay animales que no escapan y, para librarse de sus predadores, o se esconden o se disimulan gracias a coloraciones especiales que hacen que, de permanecer quietos, sea difícil distinguirlos del entorno (se llaman crípticas las coloraciones de este tipo).
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Los animales necesitan comer por dos razones fundamentales. La primera de ellas es obtener la energía que les llega contenida en las moléculas biológicas presentes en todo cuanto comen. La otra razón que tienen los animales para comer, es la obtención de esas mismas moléculas biológicas para construir con ellas las estructuras necesarias para su propia vida.
A veces no nos damos cuenta de que, a causa de la alimentación, hay moléculas que hoy forman parte de cada uno de nosotros, pero que hace unos pocos días formaban parte de aquellos seres que nos sirvieron de alimento. Una molécula de glucosa, por citar un caso, sintetizada por un vegetal y que fue almacenada en el mismo en forma de almidón, a los pocos días puede estar en nuestro organismo realizando funciones biológicas nuestras. Un argumento similar es válido si hablamos de grasas o de aminoácidos, los formadores de las proteínas. Lo que un predador obtiene de su presa son las moléculas constitutivas de su propia materia y, contenida en ellas, la energía necesaria para realizar las propias funciones vitales.
CARRERA FRENÉTICA
Los animales consiguen sus alimentos mediante la caza, que para ellos representa una necesidad vital. De no cazar, se irían extinguiendo. Gracias a la energía que reciben con la caza, además de realizar todas las actividades vitales que deben realizar, y que le aprovechan a él mismo, tienen que ejercer las funciones relativas a la reproducción, contribuyendo de este modo al mantenimiento de la población a la que pertenecen. Esa, la de la reproducción, es una actividad que tiene que realizar cada individuo y que, generación tras generación, se traduce en el mantenimiento de la especie.
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En los humanos existe una costumbre, que viene de la Edad Media, que consiste en enjuiciar las prácticas animales como dictadas por virtudes o vicios, sin tener en cuenta que tanto virtud como vicio son calificativos aplicados por múltiples culturas a normas de nuestra propia conducta. Se nos ha enseñado a admirar a las hormigas por laboriosas, a odiar a las serpientes por engañosas, a menospreciar a los zorros por astutos o a los mulos por tercos. Tenemos insultos que hacen referencia a supuestas conductas animales, como zorrería o burrada. En este plan, decimos que es un burro alguien que no se caracteriza por agudeza y llamamos cerdo a quien no es muy limpio. Bajo este mismo concepto, los animales carnívoros son asesinos y, por tanto, no está mal recriminar sus conductas o, incluso, condenarlos a morir, y matarlos. En este caso, deberíamos decir cuál de los dos es el asesino.
PRODUCE REACCIONES ALÉRGICAS
En general, podríamos decir que asesino sería el animal que mata movido por unas motivaciones que serían negativas en caso de ser definidas con criterios humanos.  Pero esas motivaciones están por completo ausentes en las conductas animales. En su mundo se mata para vivir o para sobrevivir, como se prefiera decir. Los biólogos no hablamos ni de conductas criminales ni de los asesinatos que se perpetran en la Naturaleza, porque en no hay nada ni de una cosa ni de otra.
De esas conductas y motivaciones sabemos mucho los humanos, que precisamente nos consideramos civilizados. Hasta donde yo se, la única especie que mata por matar es la nuestra. Triste singularidad, creo yo. Ecológicamente, la especie humana ha generado extinciones desde el principio de su presencia en la Tierra. La paleontología nos enseña que muchas especies diferentes son capaces de convivir en un mismo territorio, pero eso no ocurre en cuanto aparece el hombre. Somos exterminadores.
CEMENTERIO DE GUERRA
Pero hay más. Existen casos en los que algunos deportes y diversiones están basados en la muerte gratuita de otras especies, tal como sucede en la caza, en las corridas de toros o en las modas basadas en pieles de mamíferos o plumas de aves.
La mayor abominación se produce cuando el objeto de las muertes sin sentido son otros seres humanos. Pienso en las guerras, que nunca arreglaron nada, y en los múltiples casos diarios en que alguien quita la vida a alguien.
Cuando yo era niño estudié cosas de los animales “salvajes”, pero nunca me dijeron que esos animales nunca matan por matar.