Aunque Mendel publicó su descubrimiento en el siglo XIX, no
fue hasta el siglo XX cuando la Genética alcanzó un desarrollo espectacular.
Mendel se adelantó a los conocimientos de los que se disponía acerca de la
biología celular, y así sus resultados quedaban como muy teóricos y difíciles
de interpretar sin el soporte que proporciona el conocer la base estructural de
los fenómenos. Requerían creer en la posible existencia de situaciones y
procesos entonces desconocidos, como la diploidía o la meiosis.