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viernes, 13 de febrero de 2015

EN EL CAMINO DE SANTIAGO. IMÁGENES DEL APÓSTOL

MATAMOROS
Quiero dejar aclarada una cosa desde un principio, y es que no me creo lo de la batalla de Clavijo y me molestan muchas actuaciones derivadas de ella. No me la creo debido a esa incertidumbre histórica de no saber asignar a un rey concreto el desarrollo de la batalla. Es decir, en otras palabras, no se sabe cuándo ocurrió. Luego está el motivo, liberar a “los nuestros” de tener que satisfacer el tributo de las cien doncellas. Salvar a una colectividad de ese oprobio es un gran favor que se le hace. Teseo también liberó a los suyos de ese mismo tributo, que en su caso había que satisfacer al Minotauro, en Creta.

Ese tributo de doncellas, siempre cien, algo tremendo en diferentes culturas, me habla de trazos mitológicos que vienen de lejos en la historia de la cultura, pero que tienen (o han tenido) arraigo en nuestro sentir. Llegado el momento, los cielos se abren. Teseo, ayudado por Ariadna mata al Minotauro, o en Clavijo aparece el Apóstol galopando entre las nubes, matando moros con su espada y liberando a los cristianos de pagar el tributo. Con perdón, supongo que más que con espada mataría moros con flechas, jabalinas o dardos, si lo hacía desde las nubes. En caso de ser con espada, como lo ponen las estatuas, su longitud sería tremenda para degollar desde tan alto. (Digo yo…)
PEREGRINO EN LA
PUERTA SANTA
No faltan quienes ven su intencionalidad política en lo de la batalla de Clavijo: El cielo quería que echasen del solar patrio a los infieles, por eso el Apóstol volvía a defender la tierra que evangelizó. Si acaso cundía el desánimo o el cansancio entre la gente, el argumento era contundente: el cielo lo quiere. Parece que se hizo costumbre lo de invocar a Santiago antes de entrar en acción, y lo de “Santiago y cierra España” ha llegado a nosotros como una invocación, aunque no entiendo el significado de “cerrar” utilizado en este caso. Con el tiempo, y por necesidades terrenales de gobierno, también San Isidoro mató moros en alguna que otra batalla.
Con esto de guerrero, defensor de la Patria y azote de infieles, se generó una iconografía que no me gusta nada y que cristalizó en la imagen del Santiago llamado “Matamoros”. Está presente en múltiples rincones de la catedral compostelana, corona edificios oficiales y es la imagen que sale en procesión el 25 de julio. Cotidianamente está expuesta a la veneración en una nave transversal de la Catedral.
Claro que eso de matar moros ya no gusta tanto como pudo haber gustado, incluso en esa imagen de la que hablo se han tapado las víctimas del santo furor con flores que alcanzan hasta la misma cabalgadura. Ahora, el Apóstol en vez de matar moros parece querer cortar flores con espada. Un método algo rudo, pero es mejor esconder la realidad de la imagen, que hay quienes se pueden ofender.
PEREGRINO EN SAN XEROME
En Santiago no gusta esa versión de Apóstol matador. Somos más pacíficos y dados a respetar opciones diferentes a las nuestras antes que a matar a quien discrepa. Nos gusta el Santiago Peregrino, de quien hay múltiples representaciones, una de ellas, por ejemplo, sobre la Puerta Santa. Allí, en una hornacina hueca, el Peregrino, vestido como tal y con un libro en la mano, (el evangelio que nos trajo), aparece como más asequible a todos, alguien con quien se podría compartir una etapa del Camino, de su Camino.  Allí está recibiendo a quienes entran por la Puerta Santa en busca del perdón. Son muchas las imágenes alternativas de Santiago Peregrino, reconocible por su báculo, su esclavina y su sombrero de caminante con vieiras en el alo. Un Santiago que camina como de incógnito. Más nuestro, la verdad.
SENTADO EN EL PÓRTICO
RECIBIENDO
Hay otra postura en que es frecuente que se nos represente al Apóstol, la de sentado. Como tal nos recibe en el parteluz del Pórtico de la Gloria, con sus ojos llenos de serenidad, mostrando tranquilidad total y con un pergamino desenrollado como muestra de la doctrina que nos trajo. Allí lo colocó Mateo hace siglos y desde entonces nos recibe transmitiéndonos la alegría de haber rematado el Camino. En esa imagen aún no luce la vieira identificadora. Pienso que tal vez aún no era representativa de lo compostelano y por eso Mateo, que no escatimó en símbolos, no la puso. También está sentado el Apóstol en la imagen que abrazamos. Una bella imagen románica, que no podemos ver debido a los ropajes de plata mejicana que la recubren. Plata procedente del patrimonio del arzobispo Monroy.

Nunca me he sentido identificado con el Matamoros ni con la idea que transmite. Ahora, al verlo transformado en bruto segador de flores, como lo tienen los canónigos compostelanos, pienso que se merece un apaño más digno. 
EL MATAMOROS SEGADOR
FLORAL

viernes, 30 de enero de 2015

EN EL CAMINO DE SANTIAGO: LOGOTIPO APOSTÓLICO

LOGOTIPO GREMIAL EN PORTOMARIN
Muchos las conocen como señales de cantero, pero bien podrían llamarse logotipos gremiales, hablando de esos trabajadores. Somos muy esclavos de las palabras y más cuando tienen años de historia. Símbolos, logotipos, emblemas, no lo sé, en el fondo son recordatorios que nos transmiten algún tipo de información sin necesidad de texto. Muchos creen que son propios de épocas incultas, remotas. A esos les remito a los símbolos que nos informan en las autopistas, por no hablar de los múltiples indicativos que podemos encontrarnos en instrumentos muy de hoy, como pueden ser teclados de aparatos electrónicos diversos.

COLECCIÓN PARTICULAR
LUGO
Pero sí, el mundo de los símbolos “parece” haber tenido una época de esplendor en los albores de la alta Edad Media, justo cuando la vieira fue asumida como símbolo de lo jacobeo.
Hay dos símbolos jacobeos digamos, consagrados, que no sé si son generales o específicos. Me refiero a la vieira y a la flecha amarilla. No sé si la vieira representa lo relacionado con el Camino y el Apóstol y si la flecha amarilla se refiere sólo al Camino, indicando su itinerario. Desde luego, la flecha es algo mucho más reciente, pues su padre fue D. Elías Valiño, a quien muchos conocimos. Lo que sí creo es que representando lo jacobeo, la vieira abarca más cosas que la flecha.
En la catedral de Santiago nos encontramos con otro símbolo jacobeo. Diríamos que otro logotipo. Me refiero a una estrella de buen tamaño, de la que cae un rayo zigzagueante. Esta estrella es claramente una evocación a la leyenda inicial relativa al descubrimiento de la tumba apostólica. Una leyenda bonita, mágica, atractiva, muy al gusto de los caballeros coetáneos del Códice Calixtino, pero que hoy nadie cree. Es insostenible con los conocimientos actuales, pero tampoco nadie la va a eliminar, ni siquiera lo intenta. Sin embargo, y me gusta decirlo, no hay ni un solo dato contrario a la idea de la presencia en Compostela de los restos del Apóstol. Sabemos que un solo dato contrario, uno sólo, bastaría para
LA ESTRELLA SOBRE EL "ARCA MARMÓRICA"
ÁBSIDE DE LA CATEDRAL COMPOSTELANA
desmontar la historia, pero no lo hay. Es más, cada descubrimiento nuevo, afianza su veracidad tal como la conocemos, como ocurrió con la aparición de la tumba de Teodomiro, hasta entonces personaje de leyenda.
El logotipo al que me refiero, la gran estrella con un rayo que baja de ella, está en la catedral en algunos lugares muy singulares. Por ejemplo, en el ábside, bajo la imagen del Apóstol que abrazamos, hay un altar apenas visible desde la girola. En él hay un arca de mármol y sobre ella está la estrella. Leí en algún sitio que ésta es el “arca marmórica” que descubrió el monje Pelayo y que reconocieron Teodomiro y Alfonso II, en cuyo interior estaban los restos de Santiago y los dos Varones Apostólicos. No lo he vuelto a ver escrito en ningún sitio, y en la catedral “parecen” no darle mucha importancia, pero está allí para quien lo sepa y sobre ella está el logotipo apostólico.
BAJADA AL SEPULCRO
Reaparece en la escalera de acceso a la cripta en la que se veneran los restos del Apóstol. En texto latino, se puede leer “Sepulcro del Glorioso Apóstol Jacobo”.
MONASTERIO DE SAN MARIN
PINARIO. 
No obstante, he encontrado más logotipos similares. Uno de ellos puede verse en ese gran monasterio compostelano que es San Martín Pinario. Una de las puertas de acceso a la sacristía está llena de casetones con esta imagen. Pero no olvidemos que este monasterio siempre, desde su fundación, tuvo una gran vinculación con el Apóstol, estando, incluso, encargado de la custodia de sus restos.

También un amigo mío de Lugo, experto coleccionista, posee un ejemplar de este logotipo. Me dice que era símbolo de albergue de peregrinos. Tal vez de albergue catedralicio, no lo sé.

viernes, 23 de enero de 2015

La jarra con azucenas como símbolo mariano

En estos pasados días de tiempo adverso, me dediqué a visitar templos y lugares dedicados al culto. Observé en ellos símbolos marianos y dejé volar a la imaginación.
Al no existir imágenes reales de los seres celestiales, quienes preconizaron su culto los adornaron de símbolos con los que, el pueblo fiel, pudiese reconocerlos. Al santo, o al dios, se le identificaba por su imagen representativa: si tiene alas en los tobillos, es Mercurio; si un águila y el mozo escribe, es San Juan; si tiene un caduceo, es Hermes; si es un triángulo equilátero con un ojo en su interior, es la Trinidad; si es una camarera con dos ojos en su bandeja, se trata de Santa Lucía...; y así un largo, larguísimo etcétera.

 En nuestra cultura nos hemos movido con símbolos que nos aportaron más información de la que podemos imaginar. Y no debemos creer que los símbolos son propios de tiempos pasado, pensemos en un actual mando a distancia de tv o dvd, por no hablar de los paneles infortativos en autopistas y autovías, todos ellos con numerosos símbolos que encierran información precisa. Las personas que forman parte de cada cultura disponen de los medios intelectuales adecuados para interpretar los símbolos propios de cada tiempo. 
La religión cristiana no iba a estar libre de esta costumbre. Veamos. A comienzos de la época gótica se deja de representar a Cristo como juez, y su imagen se cambia por la de un hombre. Lejos queda el pantocrátor justiciero que, incluso, muestra sus llagas como señal de haber conquistado su derecho a juzgarnos, como vemos en nuestro Pórtico de la Gloria. Las órdenes mendicantes, franciscanos y dominicos, se han echado a los caminos a predicar un Cristo próximo, amigo. Un hombre.
RIBADAVIA

ANTIGUO CONVENTO, HOY RESIDENCIA
DE ANCIANOS. RIBADAVIA
En los accesos a edificios religiosos, fue frecuente en esta época representar la Anunciación del ángel, el momento en que Cristo se encarna y, por tanto se hace hombre. Aparece la pareja de personajes, María y Gabriel, que sostiene unos pergaminos en los que está escrito su saludo: Ave, Maria, gratia plena… Esta pareja es frecuente en muchas portadas góticas o románicas de transición, como el pórtico de la catedral de Tuy o parte superior de la fachada de platerías de la catedral de Compostela. También aparece en el porche de Sta. María Salomé, en Compostela, o en la fachada de Sta. María del Azogue, en Betanzos. Hay múltiples ejemplos esparcidos por nuestra geografía.
STA. MARIA SALOMÉ. SANTIAGO
STA. MARIA SALOMÉ. SANTIAGO

A propósito de la iglesia brigantina, he de decir que hay más iglesias dedicadas a Sta. María del Azogue, como la de Benavente o la de Ureña. Siempre me intrigó este nombre y nadie me lo ha explicado. Azogue, en la alquimia, era el nombre aplicado al mercurio, elemento químico al que los griegos llamaron hidrargirium “plata líquida”. Mercurio también era el nombre de un dios romano, concretamente el recadero de Zeus. Tenemos  que, según los Evangelios, el recado de su futura maternidad lo trajo San Grabriel a María de parte de Dios Padre. ¿Hay confusión de nombres para esos personajes? ¿Se
STA. MARIA DEL AZOGUE
confunde a Mercurio con Gabriel? ¿Por qué se esconde a Mercurio tras su nombre cabalístico de Azogue? Tal vez el desconocimiento era grande entre la gente, analfabeta y con vidas tan llenas de penurias como para entretenerse en dilucidar confusiones que, quiero creer, tampoco les quitaban el sueño. Tal vez, también hubo un intento de esconder creencias perseguidas...
Volviendo al tema de inicio, en la iconografía que mencioné al principio, María ya se representa embarazada. Tanto en las imágenes de Sta. María Salomé, como en la de Sta. María del Azogue, está claramente embarazada, con su mano amorosamente acariciando su vientre.
MERCEDARIAS. COMPOSTELA
No obstante, ante aquella gente inculta, era preciso que algo recordase su virginidad. Así surgió un símbolo mariano que ha perdurado durante siglos, más allá del estilo gótico, que fue el que lo generó. Me refiero a la jarra con azucenas. Este adorno acompaña a María en múltiples representaciones de la Anunciación, desde una temprana época gótica (Ribadavia) a la barroca (Mercedarias de Santiago, siglo XVII)
La jarra representa la feminidad más íntima. Las azucenas han sido símbolo de la pureza. Por eso, estas flores saliendo frescas de la jarra, evocan la pureza de María en un momento, el de la concepción de su Hijo, en que es más preciso creer en ella.

El símbolo ha sido utilizado incluso sin la presencia de la imagen de María, como adorno y señal en los edificios y construcciones dedicadas a ella, como en el campanario de la Giralda de Sevilla, en la torre del reloj de la catedral de Lugo, así como en múltiples fachadas de monasterios cistercienses, como en el de Meira.

GIRALDA DE SEVILLA
TORRE DEL RELOJ. CATEDRAL DE LUGO

FRONTAL DEL ANTIGUO MONASTERIO DE MEIRA