Tal vez muchos crean que los nombres que les damos a los seres vivos son cosa de hoy, o algo puesto al tuntún. Indudablemente, hay denominaciones locales, como “Zapatitos del Niño jesús” o “Pendientes de la Reina”, pero incluso en esos casos los nombres tienen su razón de ser. En general, vienen de lejos y suelen tener una carga histórica y cultural que en algunos casos me resulta conocida.