Una película de 1954 nos hablaba de una bella pareja de jóvenes civilizados que tienen una finca en Ceylán dedicada al cultivo del té. La finca es envidiable, pero está en una senda de elefantes. Cuando llega el momento, los elefantes, ancestrales usuarios del territorio, irrumpen por su senda de siempre sin importarles las trabas arquitectónicas que puedan encontrar. La película fue calificada como "de terror".