Mi entrada anterior ha generado algunos comentarios interesantes y los quiero contestar ahora desde aquí.
En primer lugar, tenemos un dato
inamovible, que es el tamaño censal, 20 urogallos. De ellos no sabemos su
reparto en machos y hembras, sólo su número después de haber realizado un
censo, un conteo. ¿Es importante este dato? Pues claro que lo es. Nos indica
hasta qué punto está utilizado el territorio por esta especie y cómo están de
disponibles los recursos que necesitan para subsistir y reproducirse.
Desde un punto de vista biológico,
podemos preguntarnos si esa población de 20 individuos es una población estable
o si no lo es. De una población biológica, (Conjunto de individuos que se
reproducen entre sí y tienen hijos fértiles) debemos esperar que supere los hechos
adversos a los que se ha de enfrentar, hechos que suponemos como provenientes
de la selección natural, es preciso que los hijos de estos 20 individuos
alcancen la madurez sexual, que se reproduzcan y que esos hijos sean fértiles.
Si se cumplen todos esos
condicionantes, la población se autoperpetua. El requisito de hijos fértiles
está vinculado a la condición de autoperpetuación. Un grupo de caballos y
burras en iguales cantidades, nunca formarán una población, pues sus hijos
serán todos estériles.
¿Cómo se pueden o deben distribuir
por sexos los componentes de una población? Depende. Si lo que queremos es
producción de huevos o carne (pienso en ganado doméstico), lo mejor puede ser
unos pocos machos y muchas hembras. Esto también es válido para plantas en las
que los pies están separados en machos y hembras, como los kiwis. En ambos
ejemplos, animales y vegetales, en cada generación se requiere un gran aporte
de trabajo humano para mantener las proporciones y seleccionar los
progenitores.
Cuando hablamos de poblaciones
naturales, debemos tener en consideración otros factores biológicos, pues
queremos que la población siga sus propios cauces y no dependa de los humanos
en todas las generaciones. Queremos que sus proporciones, progenitores,
parejas, y más variables biológicas, deriven de la misma naturaleza y
estructura de la población.
Volvamos a los 20 urogallos, una
cantidad que no podemos variar, y que representa el número de individuos que
hay en el monte. Entonces es cuando aparece el concepto de tamaño eficaz frente
al de tamaño censal.
Tamaño censal = N.
Tamaño eficaz = Ne
¿Son la misma cosa? No. El censo de
urogallos nos indica el número de ellos que están presentes en ese hábitat. El
tamaño eficaz nos indica a cuántos reproductores equivalen esos 20 urogallos.
Ese número de 20 no lo podemos cambiar. Es lo que hay, nosotros podemos
calcular la equivalencia en reproductores, pero siempre dentro de un número
fijo, 20. El máximo valor se obtiene cuando el número de machos es igual al de
hembras. En este caso, 10 y 10.
De todos modos, es un tamaño
ridículo si tenemos en cuenta la poca variabilidad genética que pueden poseer y
que, además, es muy posible que entre ellos exista un alto nivel de
consanguinidad.
Un dato indirecto que se utiliza
como indicativo de peligro de extinción, es el del bajo tamaño de una
población.
Qué pena, porque parece que el porvenir del urogallo es incierto!
ResponderEliminarAbrazos
Chiruca
Del urogallo, de la nutria, del oso y otros tantos, Chiruca. Las poblaciones están diezmadas y genéticamente empobrecidas. No falta quien diga que "técnicamente" extinguidas. A no ser que se inicien planes ambiciosos y costosos de renovación genética acompañados por vedas muy estrictas. Recuerdas a la madre de Boabdil y su llora como mujer...? pues eso mismo. Besos, Chiruca.
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