jueves, 8 de diciembre de 2016

Lo que entiendo por selección natural.

En estos días, el Paseante silencioso cumple cuatro años. Nunca pensé que llegaría a durar tanto tiempo. Al empezar, quería recopilar en un blog los escritos de divulgación que tenía esparcidos por varios sitios. Hoy me tiene ocupado, me distrae y, aunque no dejo de considerarlo un blog de minorías, me siguen más personas de las que pude esperar. Este seguimiento me anima a continuar. Gracias por esa actitud hacia mi blog.

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Yo tenía cinco años y había leído un cuento que me impactó mucho. En él, una ola hablaba con un niño. Cuando, un tiempo más tarde vi por primera vez el mar, le pregunté a mi hermana que dónde estaban las olas. Me las señaló y yo busqué su boca. Desde el cuento aquel, yo había personificado a las olas. Algo parecido le ocurre a muchas personas con la selección natural. Le atribuyen sentimientos de todo tipo y así aparecen errores cuando hablamos de ella.

EN ESTOS LUGARES TAN BUCÓLICOS,
ESTÁ ACTUANDO LA SELECCIÓN NATURAL
Fue Darwin quien nos la descubrió. Hay quienes se duelen de ese nombre, pues genera confusión, ya que la selección artificial existía desde hacía siglos. Hoy se habla de razas de perros con más de 15000 años de antigüedad. Darwin comprendió que en la naturaleza también se producía este proceso selectivo. Le llamó selección natural. Buscando su analogía con la artificial, más de uno se pregunta qué pretende la selección natural y cuáles son sus fines a corto y a largo plazo.

Pues el hombre selecciona con finalidades concretas: animales o vegetales con morfologías, costumbres o características determinadas. En este plan, siempre recuerdo que hubo un ganadero de Jerez que quiso lograr toros con ojos azules, no sé para qué. En la selección artificial, siempre existe una finalidad concreta y, aunque sea a muy largo plazo, normalmente se consigue.

Para que exista selección eficaz, es decir, para que la selección vaya dando sus frutos consiguiendo acentuar los caracteres sobre los que actúa, éstos han de tener, necesariamente, dos rasgos: han de presentar variabilidad en la población sobre la que se realiza la selección y los caracteres que se seleccionan han de ser hereditarios.


Repito lo dicho anteriormente, la selección artificial tiende a conseguir una finalidad concreta, pero ¿qué pretende la selección natural? ¿qué busca? ¿cuál es su finalidad? No busca nada y no pretende nada. Podemos decir sin miedo a equivocarnos que es ciega y que su finalidad no es conseguir un mundo feliz, como creen algunos.

Dada la gran tasa de reproducción de las especies y el corto número de individuos que alcanzan el estado adulto, reproductor, hemos de admitir que entre ambos estados ha de producirse un elevado porcentaje de mortalidad. ¿Quiénes alcanzan el estado reproductor? Darwin responde claramente, los que están mejor adaptados a su medio. Los que requieren menor aporte energético para su desarrollo. Claro que el concepto de adaptado era nuevo en su tiempo y debía definir qué entendía por tal situación. En su libro El origen de las especies por selección natural, dedica varios capítulos a estos dos conceptos, nuevos e importantes en biología.


Se ha escrito mucho, y supongo que se seguirá escribiendo, acerca de la adaptación. Por suerte para la biología, es un concepto muy fecundo. Es la estructura (morfológica, bioquímica, etológica, ecológica, etc.) favorecida por la selección natural. Indudablemente, ha de ser hereditaria y ha de presentar variabilidad. No suele ser una característica cualitativa, sino más bien cuantitativa. Por eso, hay diferentes grados en que se manifiesta en una población. En un momento dado, la selección natural favorece a los que poseen esa estructura en el grado más adecuado frente a quienes carecen de ella. Así, simplemente. Y ¿en qué les favorece? En una sola cosa, en que contribuyan de modo eficaz en dar lugar a la generación siguiente. Por eso, los individuos favorecidos por la selección deben de ser necesariamente fértiles, pues lo que determina la selección es quiénes serán los progenitores de la generación inmediata. La selección actúa en cada generación incidiendo sus efectos en cómo son los componentes de la siguiente.

Queda muy lejos la idea del mundo feliz, claro, eso es ciencia ficción. Pero hay casos, muchos, en los que hablamos de tendencias evolutivas a lo largo del tiempo. ¿Se favorecieron los mismos caracteres durante muchas generaciones? En ambientes estables, sí se favorecieron y los caracteres favorecidos se fueron acentuando en el modo de presentarse en los individuos. Pero en ambientes cambiantes, los criterios de la selección también cambian conforme lo hacen las condiciones ambientales.


La selección natural no ve, no siente, no determina. Favorece unos individuos en su lucha por un hábitat siempre limitado en sus recursos. Cuando los rasgos favorecidos son hereditarios, esos rasgos pasarán a la generación sucesiva y decimos que actúa la selección. Por otra parte, si abundan los recursos, se relaja la intensidad de la selección natural.

En el fondo, los individuos adaptados son aquellos que poseen alguna estructura hereditaria que les permite, en comparación con quienes carecen de ella, explotar sus recursos ambientales con mayor eficacia. En estos casos, nunca se habla de supervivencia del más fuerte, como creen algunos de lengua fácil y entendimiento similar. 



Eso de más fuerte tal vez se diga pensando en humanos pertenecientes a sociedades en las que la competitividad puede alcanzar límites feroces y se les pretende dar base científica a su despiadada actuación, pero en la naturaleza no ocurren esas cosas y los demás seres vivos se comportan de modo más natural.


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