Comento la postura de las iglesias cristianas en relación a la evolución humana. Hago más hincapié en la doctrina católica, pues es la que mejor conozco. Todo esto acompañado de alguna reflexión por mi parte.
Pio XII, un Papa controvertido, fue anunciado como Pastor angelicus en la profecías de S. Malaquías. Aristocrático e intelectual, procuró poner al día la doctrina de la Iglesia conforme a los avances de la ciencia en todos los órdenes, cuando el siglo XX rondaba su mitad. En 1950 publicó la encíclica Humani generis, en la que se refiere a los conocimientos evolutivos, fundamentalmente humanos, y cómo interpretarlos a la luz de la doctrina católica.
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Pio XII, un Papa controvertido, fue anunciado como Pastor angelicus en la profecías de S. Malaquías. Aristocrático e intelectual, procuró poner al día la doctrina de la Iglesia conforme a los avances de la ciencia en todos los órdenes, cuando el siglo XX rondaba su mitad. En 1950 publicó la encíclica Humani generis, en la que se refiere a los conocimientos evolutivos, fundamentalmente humanos, y cómo interpretarlos a la luz de la doctrina católica.
PIO XII |
Hasta entonces, los conocimientos religiosos acerca del mundo habían estado plasmados en la Biblia, considerada como el único libro portador de la verdad. Pero muchos siglos antes, S. Agustín ya había intuido que aparecerían dificultades en su interpretación, creando el concepto de Teología Natural.
Según este concepto, Dios se manifiesta al hombre de dos modos: o bien por lo que dice de sí mismo, en la Biblia, o bien mediante sus obras. Así, estudiar los fenómenos naturales no sólo es conocer la naturaleza; también es conocer a Dios a través de ella. Entre ambos aportes de información no debe, no puede, haber contradicción. Y si la hay, es porque nuestra interpretación es errónea.
ANTEPASADO NUESTRO |
Este modo de estudio y de comprender la naturaleza rigió hasta el siglo XVIII. En esa época fueron muchos los científicos europeos que se lo cuestionaron. Por otra parte, hasta entonces había sido costumbre que los autores presentasen su idea de Dios en sus obras y cómo intervenía en sus descubrimientos. Es decir, en sus libros lo tenían presente.
Por una parte, una visión teísta del mundo, planteaba un Creador interviniendo constantemente en su obra, no permitiendo ningún desarreglo en ella. Por la contra, los deístas creían en un Dios que había creado el mundo, del cual luego se había desentendido, no sin antes haberlo dotado de leyes inexorables para su funcionamiento. Para la teología natural, estudiar esas leyes constituía un modo de estudiar la obra divina. El siglo XIX fue convulso en ideas, pues científicos de alta talla defendieron una u otra postura, si bien había datos de difícil explicación, como la existencia de fósiles representando a seres extinguidos. ¿Por qué se habían producido las extinciones?
UTENSILIOS ANCESTRALES |
Hoy, los estudios evolutivos están normalizados en Europa, o casi. Hay algunas religiones protestantes que excomulgan a sus miembros que estudien estos temas, como es el caso de un amigo mío. También, en algunos Estados de Norteamérica, si en sus planes de estudio se incluyen de evolución, es preciso incluir en ellos un idéntico número de horas lectivas dedicadas a temas bíblicos.
No deja de sorprenderme la beligerancia de algunas personas con temas biológicos cuando pueden entrar en controversia con la Biblia. Con temas de física, y hay muchos en los libros sagrados, no ocurre nada, así como con temas de zoología. La discusión ciega se produce cuando se trata del origen del hombre y su filogenia.
ANTEPASADOS NUESTROS CON FUEGO |
Pío XII, en la encíclica que he mencionado, la Humani generis, establece sólo dos condiciones conceptuales y de fe para los estudios de los procesos evolutivos. El primero de ellos, es el origen divino de la creación. El segundo es la intervención divina en el momento de infundir un alma a nuestro precursor orgánico. Puesto que ambas situaciones no son científicas, no es posible repetirlas experimentalmente, se salen del campo de la ciencia para pasar al del pensamiento. Y aquí cada uno, bajo su responsabilidad, puede pensar lo que quiera.
¿Cuándo se admite que los prehomínidos ya tenían conciencia de su propia dignidad? Cuando en las excavaciones, junto a poblados rudimentarios, aparecen enterramientos. En aquel momento, nuestros antepasados conferían a los cadáveres de congéneres una dimensión especial, que los hacía dignos de ser reverenciados.
ARTE ANCESTRAL |
Después de celebrado el Concilio Vaticano II se puso énfasis en la diferencia entre el espíritu alegórico y el real de los escritos bíblicos. En este sentido, hace poco que el Papa Francisco ha dicho que no ve contradicción entre la teoría del Big.Bang y lo relatado en el Génesis.
En estos últimos tiempos se han realizado descubrimientos espectaculares acerca de nuestra historia como homínidos y prehomínidos. Mi conocimiento de ese tema no deja de ser superficial, y lo lamento. No tengo conocimientos sólidos de paleontología y noto mis carencias, pero sí creo que es precisa una síntesis de conocimientos de Biología Evolutiva, Paleontología, Antropología Física y geología para que nos ofrezcan una interpretación coherente de unos hechos, que a todos nos interesan.
Porque hay muchas corrientes de pensamiento, no científicas, que pretenden imponernos “su” manera de pensar. A veces me gustaría que me presentasen su concepto de ser vivo, por ejemplo. O el papel del azar en biología. Porque no faltan quienes defienden que todo estaba determinado, como está determinado que caiga una piedra que tengo en la mano y la suelto. Eso del determinismo biológico ha sido algo que tuvo sus defensores en tiempos pasados, pero hoy creo que pocos le quedan.
Otra cosa es el azar. Hace como medio siglo, se atribuían al azar las causas de hechos que resultaban desconocidas. Si no se sabía el porqué de un fenómeno, se decía que era aleatorio. Muchos de aquellos hechos debidos al azar, hoy son perfectamente conocidos y predecibles. Otra cosa es el papel del azar en los grandes hechos desencadenados en nuestra historia como seres vivos. Una tormenta, una inundación, una erupción volcánica, pudieron haber tenido una gran trascendencia en la historia evolutiva y, sin embargo, son hechos que atribuimos al azar.
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