FLORES COMO REGALO |
Hablando de flores, siempre es necesario comentar una utilidad que se les ha dado, digamos, desde siempre: como ofrenda. Desconozco la causa de este proceder, pero tal vez su belleza unida al carácter efímero que poseen, pueden hacer que las flores sean considerados elementos preciados. En este sentido, utilizarlas como ofrenda queda muy apropiado en determinadas culturas en las que no se persigue más finalidad que agradar a quien se ofrenda algo y a quien, de este modo, el oferente considera superior.
A veces, las ofrendas de flores van acompañadas de textos famosos, como el célebre calambur de
Quevedo, “Entre el clavel y la rosa, Su Majestad escoja…” Otros no son tan ingeniosos y mas bien rezuman cursilería, como aquel, del que nadie quiere asumir su paternidad: “flores para la más bella flor…” Recuerdo que en Los Gavilanes, una zarzuela que me acompaña a lo largo de muchos momentos de mi vida, hay una hermosa romanza que es una dedicatoria “Flor roja, como la sangre que hay en mis venas…” Pero no es plan el meterme por el campo de la lírica, pues habría múltiples ejemplos de dedicatorias acertadas. El caso que quiero comentar es la ofrenda de flores en sí misma.
PETALADA A LA ESPERANZA DE TRIANA SEVILLA |
Ya en una ofrenda famosa en la historia, “Oro, incienso y mirra”, entre otros elementos valiosos, se ofrenda algo perecedero: el incienso. Mientras no se quema, su valor es potencial, pero al comenzar a arder, aparece todo su valor, así como su carácter perecedero. Valor y transitoriedad, esos son caracteres que considero importantes en algunos tipos de ofrenda. Algo que poseen las flores.
PROCESIÓN DE CORPUS CHRISTI |
Todos tenemos memoria de ofrendas florales transformadas en ritos anuales. Por ejemplo, las flores del día primero de noviembre. O los mantos florales de algunas vírgenes (del Pilar, de los Desamparados), que se hacen con el aporte de la gente en un acto largo, bonito y lleno de significado para quienes intervienen. Sin quererlo, mezclo ofrenda floral con religiones, porque, aparte de las flores regaladas a quienes se quiere, las flores como ofrenda han quedado relegadas al ámbito religioso. (También al protocolario, pero eso mejor ni comentarlo).
Suelo decir que como ofrenda religiosa, las flores pueden caer del cielo o estar en el suelo. Y no exagero ni pretendo confundir. Mucho menos reírme o menospreciar.
ALFOMBRA FLORAL DE CORPUS ARES, 2012 |
Cuando caen del cielo, lo hacen en forma de lluvia de pétalos (“petalada” le llaman en algunas partes, aunque no me gusta nada ese término), que se lanzan desde balcones y azoteas sobre entidades veneradas que, en ese momento, van en procesión. Los efectos, cuando la calle es estrecha, suele ser espectacular si, además, esta lluvia se mezcla con música y los olores agradables de los mismos pétalos. Recuerdo las procesiones de Corpus Christi, o las de la Macarena o la Esperanza de Triana en la Semana Santa sevillana, en que se logran efectos, ya digo, espectaculares.
He dicho que las flores, como ofrenda, también pueden estar en el suelo. En este caso, y con sus orígenes en fiestas en honor al dios griego Dionisos, la tradición viene de muy antiguo. Me refiero a las alfombras florales de las
procesiones de Corpus Christi. Puesto que la tradición viene de Grecia, estas alfombras son propias de los países mediterráneos a los que llegó su influencia cultural. En Galicia tenemos múltiples ejemplos de ellas, todas hermosas y encomiables. Ponteares, Ares, Arzúa y muchos otros lugares, adornan sus calles para el paso de sus procesiones de Corpus.
HACIENDO LAS ALFOMBRAS, YA CASI TERMINADAS. CON CUIDADO... |
Las alfombras florales me gustan como tradición. Pero también me gustan mucho, por otra parte, porque representan un reducto de trabajo colectivo realizado con un mismo fin. Me explico: todo comienza con un concurso de diseños, donde ya participan muchos vecinos y un jurado. Una vez seleccionados los diseños, es preciso determinar la cantidad de flores necesarias, lo cual precisa de nuevos trabajos en comunidad. Hay que acopiarlas, conviene trazar los patrones en el suelo y rellenar los espacios diseñados con las flores adecuadas y sus colores determinados, siempre agachados o arrodillados. Para hacer esto, los mejores son los jóvenes por la agilidad que conllevan los pocos años. Trabajo y personas diversas, todos juntos conviviendo en las calles con camaradería y eficacia. Una vez hechas, la mañana de Corpus, se disfrutará y compartirá la alegría del trabajo bien hecho y ensalzado por los demás.
ALFOMBRA DE ARES, 2012 |
Al evocar las procesiones de Corpus, no puedo dejar de hacerlo rodeando todo aquello con un halo de magia. Las flores, la música y el olor a incienso se confunden en mi memoria sin poder discernir entre las cosas reales y las inventadas por el niño que yo era entonces. Todo eso impactó tanto mi recuerdo, que en cierta ocasión me pidieron, en algo similar a una encuesta, que indicase tres recuerdos entrañables de mi infancia. Los encuestadores quedaron algo perplejos cuando uno de ellos fue una procesión de Corpus. Otro, una cabalgata de Reyes. El tercero era una mañana de Reyes en que me encontré determinado juguete.
Mientras, las flores siguen siendo objeto de ofrendas.
Añado dos vídeos de lluvias de pétalos. Uno de ellos, en la Semana Santa de Sevilla de 2008, a la Esperanza de Triana:
https://www.youtube.com/watch?v=l4WYWK1BZQ8
Y de la procesión de Corpus en Granada en 2009
https://www.youtube.com/watch?v=lcz4yI-k7Ug&feature=youtu.be
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