sábado, 2 de noviembre de 2013

POR EL CAMINO DE SANTIAGO: (XXXII) VILAR DE DONAS, LUGAR DE CAMBIOS

Hace muchos años que voy con frecuencia a Vilar de Donas. Allí me siento como en casa, con la tranquilidad que confiere el saberse en un lugar conocido. No obstante, cada vez me encuentro con sorpresas. Cosas, detalles, capiteles que me indican que estuvieron alli antes y que yo nunca había visto, o de los que no me había percatado hasta ese momento concreto. Es lo de siempre en los factores del conocimiento, el hecho (el objeto, en este caso), en sí y nuestro estado de ánimo para verlo y asimilarlo en nuestra mente. Los factores objetivos y subjetivos, que dicen los que saben.
SEÑORÍO RURAL
Por eso me gusta volver a los sitios, para ver todo cuanto me perdí las veces anteriores que estuve en aquellos mismos lugares. Y siempre encuentro cosas nuevas y me asombro de mí mismo por no haberlas sabido detectar con anterioridad.
Vilar de Donas… qué grandiosidad tan solitaria. El camino rural que nos lleva desde la carretera asciende poco a poco y vamos atravesando un paisaje que no nos hace esperar la monumentalidad que encontraremos. La que fue iglesia monacal, hoy es sede de una parroquia que, con suerte, estará abierta y podremos visitar su interior sin prisas ni agobios de ningún tipo.

ACCESO A LA IGLESIA
La iglesia tiene una hermosa portada atribuida al maestro Mateo o a gente de su taller. Siempre encontré muy esbelta esa puerta, tomando como esbeltez la relación entre su anchura y su altura. Me parecen unas proporciones en cierto modo portuguesas. Está flanqueada por columnas que sostienen arquivoltas. Éstas, cinco en total, aparecen decoradas con motivos vegetales, ajedrezado y un zig-zag poco frecuente en el románico de Lugo (Recuerdo los de Incio y Taboada). Los capiteles tienen motivos vegetales, figuras antropomórficas o monstruosas.
Se accede el interior después de bajar varios peldaños, lo cual nos da la impresión de una grandiosidad inesperada. La iglesia, de una sola nave y planta de cruz latina, es luminosa, con techo de madera. A un lado de la nave principal están depositados diversos sepulcros y lápidas mortuorias de antiguos enterramientos, pero lo que más llama la atención nada mas entrar es el ábside.
RESTOS DE ENTERRAMIENTOS
Me gusta pensar que los frescos del ábside fueron pintados por gente de paso, procedentes de países nórdicos y que traían sus ideas acerca del modo de representar escenas religiosas y cómo representarlas. En otra entrada de este blog he comentado los ropajes que tienen los personajes allí representados. Hoy quiero comentar el tema fundamental de las pinturas del ábside. Es una Anunciación. El Arcángel Gabriel anuncia a una asustada María todo lo que va a ocurrir.
Pero este tema ya es propio del gótico. Y si en el Pórtico de la Gloria, la sonrisa de Daniel nos habla de nuevos modos de expresión, aquí, en Vilar de Donas, esta Anunciación nos habla de nuevos temas en el arte.
SEÑAL DEL CANTERO Y CAPITELES
HOMBRE CON LIBRO, UN MONSTRUO
Jesucristo deja de ser el juez del románico que incluso enseña sus llagas para indicar el modo en que ha conquistado ese papel. Ahora llegan nuevos aires en la vida espiritual de la cristiandad y Jesucristo será visto como un hombre, por eso se representa la Anunciación, el momento justo en que comenzó a serlo.
Todo esto se quedó en la iglesia de Vilar de Donas, como exponente de lo que pensaba la comunidad que entonces regía aquel monasterio. Si fue comprendido o no, eso es algo que yo no sé, tampoco si fue admitido, claro.
La virgen del tímpano de la próxima localidad de Leboreiro también esboza rasgos góticos, pero a su alrededor existe una leyenda acerca de su aparición, que nos evocan los primeros tiempos de la cristianización de Galicia. Si queremos adentrarnos en estos temas, vemos confusión y obscuridad, pero quedan esos hermosos vestigios de piedra, como éste de Vilar de Donas, o el tímpano de Leboreiro, que parecen permanecer para asombrarnos.



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