Me gustan los paseos de rutas cortas, los de volver a casa por la noche, después de haber pasado un día fuera. En este plan, me gusta andar por el cercano Camino de Santiago, sus aldeas y monumentos, que creo conocer siquiera superficialmente. Siempre me han dado motivo de reflexión, por eso tengo cariño a esos entornos llenos de evocaciones.
CEMENTERIO DE PADORNELO |
Su estructura urbana, si es que puede llamarse así, es siempre homogénea: una porción de Camino flanqueada de cuatro o cinco casas, la iglesia y nada más. En Galicia, alrededor de la iglesia está el cementerio, en otros lugares, éste está algo alejado del núcleo de población. Pero en cuanto se entra en tierras galaicas, salta a la vista la familiaridad que desde siempre existe en esta parte del mundo con los habitantes de ultratumba. Vivos y muertos confundidos en el mismo poblado.
Me gusta visitar los cementerios rurales, son el último reducto de la actividad de los escultores populares, de los canteros que quedan. En lápidas de granito se imprimieron las últimas tendencias ornamentales plasmadas por un oficio casi en trance de desaparición. Hoy, junto a lápidas antiguas, hermosas y bien trabajadas, aparecen panteones modernos, de catálogo y corte urbano, instalados por industrias con fines muy diferentes a los de rendir un homenaje de cariño a los difuntos de cada casa. Hasta los muertos sufren los efectos de la globalización y su falta de sentimientos.
En Padornelo, en pleno Porto do Poio, vemos la estructura del lugar con alguna reminiscencia ajena. La iglesia, con espadaña para tres campanas, está justo a la entrada del lugar. El caminante, según avanza por el lugar camino de Compostela, va encontrando casas, pocas, y al final le despide un cementerio solitario de planta ovalada. Es el único exento que conozco con este tipo de planta. Cuando rodea la iglesia, se ciñe a las posibilidades del entorno, pero puestos a dotarlo de perímetro, me resulta extraño este óvalo, estoy acostumbrado al cuadrangular. Pero dejemos los cementerios.
Puerta. Liñares |
Les bastaba con caminar con rumbos y metas fijas. Hoy vamos por caminos a ninguna parte, atolondrados, casi con el norte perdido, sin recordar que “el norte” es la guía indefectible de los navegantes. Muchos caminantes de hoy lo han perdido y no lo saben. Por eso no lo buscan.
Puerta. Leboreiro |
- Buen Camino…
Es el saludo de siempre en este itinerario, al que nos hemos acostumbrado como si fuese una caricia o una consigna entre quienes estamos a lo mismo. Haciendo Camino al andar.
A veces, ese ir tan a prisa por la vista, es lo que nos hace perder el norte. Siempre he pensado que hacer el camino, es un punto de inflexión en la vida de la persona. Es un lugar para encontrarse a uno mismo. Se hace camino al andar, se hace camino por el largo recorrido de la vida.
ResponderEliminarSería una delicia compartir contiga alguna etapa. Tal vez sin mediar ni una palabra, compartiendo silencio, algo a lo que hoy temen muchos. Saludos y buen Camino...
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